Capítulo XV

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Llovía mucho, era un domingo tormentoso en el que nuestros héroes ya estaban preparados para volver a los recuerdos.

Aún era temprano, querían acabar de una vez con todo este lío y saber por fin a quien se enfrentaban, ya que iba a destruirlos podía dar la cara. Pero no mejor complicarles la vida.

Ellos no se iban a rendir, por lo que ya estaban otra vez junto al pensadero hablando un momento antes de meterse.

- Vale, que hacemos hoy? - Dijo Anabeth.

- Yo creo que tenemos que escoger un recuerdo en el que estemos más cerca del templo/ habitación de Atenea. - Propuso Percy.

- Si, como cuando hablamos con Nike. - Agrego Jason.

Dicho esto Percy escogió el recuerdo y lo dejo en el líquido azul del interior del objeto. A continuación metió la cabeza, poco a poco, todos lo imitaron.

Cuando estaban dentro ya no dijeron nada, simplemente se pusieron a caminar en dirección al templo.

Desde ese sitio solo tardaron 3 minutos en llegar, entraron pero no vieron la habitación. Lo que les pareció extraño.

- Mi madre tiene su habilitación oculta, ya veréis.

Después de decirlo Anabeth se acercó a una de las estatuas de Atenea y le tocó el pié, esta se movió revelando una puerta. La semidiosa entró sin pensárselo dos veces y el resto, que confiaban ciegamente en ella, la siguieron.

Bajaron escaleras y al fin llegaron a su destino. Atenea tenía la habitación pintada de gris claro y tenía una pequeña cama. Una de las paredes estaba repleta de libros y cerca de esta había un gran puf en el que la diosa podía leer.

Miraron por todas partes pero no encontraron nada, incluso miraron los títulos de todos y cada uno de los libros y, aunque algunos le interesaban a Anabeth, no eran gran cosa.

Cuando acabaron miraron a su alrededor con desesperación no encontraron nada, ni que la incriminase ni que la declarara culpable.

- Lo que no entiendo es porque añadió esa columna que está pegada a la pared allí en la esquina. - Dijo la hija de Atenea.

- Porque lo dices? - Dijo Piper.

- No estaba en los planos originales.

Entonces ambas se miraron de esa manera en la que solo ellas entienden lo que quiere decir la otra. Después de esta conversación silenciosa Anabeth se acercó a la columna.

Al estar en frente miró por todas partes pero no le vió nada raro. Todos la miraron sin saber que hacía por eso se sorprendieron cuando Leo avanzó y se puso a su lado.

El no le dijo nada pero ella se apartó, y con solo que el tocará la columna lo descubrió. Se inclinó y cerca de su pie le tocó un pequeño botón que tenía forma de flor, específicamente una Nelumbo Nucifera.

Justo después la columna se movió hacia un lado dejando ver un pequeño espacio, en el que solo podían pasar en fila india.

Aunque con un poco de miedo pasaron por el pequeño pasillo. Tardaron 5 minutos en llegar al otro lado.

Estaban en una habitación grande con una cama verde de agua, la pared era verde, había unas cuantas estanterías con barcos en botellas, anclas y figuras de plantas acuáticas.

Lo mejor era el suelo transparente que dejaba ver una réplica del mar debajo de ellos. Dentro de ella estaban Atenea y Poseidón hablando.

- Tenemos que ir con el resto, ahora vendrán nuestros hijos a hablar con nosotros.

- Si os harán jurar, tú lo harás?

- Claro que no, soy la diosa de la sabiduría soy superior a eso, barba de percebes.

- Venga no te enfades, Nea.

Para sorpresa de todos Poseidón cogió a Atenea por la cintura la acercó y la besó. Al separarse Atenea se reía nerviosamente.

- No, no puedes solucionar todos los problemas de esa manera.

- Dejate llevar, no seas todo lógica.

- No soy todo lógica, si no, no estaría contigo.

Después se volvieron a besar esta vez más fuerte y más intensamente. Intentaron no prestarle atención y buscar más cosas sospechosas en la habitación del dios del mar.

No encontraron nada, tampoco es que lo mirarán muy a fondo por culpa de ambas personas detrás de ellos.

Cuando las prendas ya empezaban a faltar los semidioses y magos corrieron afuera de la habitación. Nada más llegar a la otra habitación volvieron a aparecer en el despacho del director.

- Mi padre...- Decía Percy mientras se abrazaba a si mismo.

- Percy, tranquilo, no pasa nada. - Tranquilizaba Anabeth.

Bueno hasta que Nico se harto de tanta tontería.

- Por amor de Hades! Tú le haces cosas peores a Jason por las noches así que deja de tocar las narices. Además ahora puedes decir que eres hermanastro de Anabeth y toda la cabaña de Atenea.

- Si, tienes razón.

Percy se puso en pie y sonrió. Entonces Albus entró en el despacho.

- Jóvenes magos, tenéis que ir a comer ahora.

- Si, director. - Dijo Piper.

- Podríamos venir también por la tarde? - Pregunto Will.

- Lo siento, pero no señor Solace.

- Pero profesor.

- Harry, no discutas.

- Vale.

Todos salieron del despacho enfurruñados. Aún así era mejor de esta manera, Percy podría asimilarlo mejor y lentamente.

Por la tarde Hazel llamó a Quirón para decirle que lo llamarían al día siguiente o el martes ya que no habían avanzado gran cosa.

Parecía que cuanto más sabían más retrocedían, era exasperante.

🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾🐾

Soy persona de palabra, no podéis negarmelo. Espero que os este gustando y que no tengáis ni idea de quién puede ser la culpable.

Beso,
Yo.

Harry Potter y la sangre mestizaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora