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No quería levantar su cuerpo de la cama, las colchas y sábanas se sentían tan bien sobre él que le parecía una idea terrible ponerse de pie, pero era necesario hacerlo, Saya tenía que ir al jardín y Dae tomar sus medicamentos. No fue hasta que dejó de planear todo su día en su cabeza que se percató que estaba acostado junto a JeonGguk y ésa noche ni siquiera habían tenido sexo, sólo hablaron y se mimaron.
Volteó y miró el pacífico rostro del hombre, tenía su boca levemente abierta y un pequeño ronquido escapaba.

- No la cagues, por favor. - murmuró.

Después de un momento, el pálido se levantó de su cama y fue a la cocina a preparar el desayuno para los mellizos, para su suerte le dieron unos cuantos días libres que le debían y podía quedarse a cuidar a DaeHyung, pensaba que era lo mejor, de otra manera hubiera hecho desastres en el hospital preguntándose si el pequeño realmente estaba bien.

El pálido se agachó para alcanzar el tostador que estaba guardado cuando sintió una fuerte nalgada en su glúteo izquierdo. Soltó un pequeño chillido para luego darse la vuelta con enojo.

— Buenos días, Yoon. — sonrió con dulzura.

— ¿Buenos días? Eres un hijo de... — aquellas palabras se perdieron por completo cuando los suaves labios de JeonGguk tomaron los suyos.

YoonGi suspiró resignado.

— Espero que no estés besándome cada vez que...

Nuevamente los labios del mayor hicieron de las suyas con los de él. Quería hacerse el enfadado pero era difícil si tenía a Jeon besándolo cada vez.

— Buenos días, Yoon. — repitió un vez más.

— Buenos días, JeonGguk. — sonrió.

— Terminemos de hacer el desayuno.

— ¿Puedes hacer las tostadas? Te salen geniales, yo prepararé el té para Dae.

— Me halagas. — jugó.

YoonGi esperó paciente a que JeonGguk se agachara a buscar el tostador y cuando vio el momento justo, juntó todas sus fuerzas y lo nalgueó, sentía como su mano ardía, pero no le importaba. No lo dejaría pasar ni con todos los besos del mundo.

Mientras JeonGguk se quejaba, aún agachado, YoonGi vio su siguiente broma. Mordió su labio para no dejar escapar una risotada y apretó la nalga de Jeon.

— Ggukie... ¿cuándo serás mi pasivo? — preguntó mientras acariciaba descaradamente el culo del mayor.

— Oh, no, cariño, estás loco si piensas que seré tu pasivo. — se levantó de sopetón.

El peliazul, aún en su papel, lo tomó por las caderas e hizo su mayor esfuerzo para estamparlo contra la isla. Sin importarle su baja, a comparación de JeonGguk, estatura, besó su mandíbula de una forma un tanto violenta.

— Vamos... te haré ver las estrellas.

— Veo las estrellas cuando mi pene está dentro de ti... también las veo cuando maltrato tu gordo culo y me pides más.

YoonGi carraspeó, el juego no estaba yendo como lo había pensado, no había tenido en cuenta que JeonGguk le hablara tan profundamente con su voz ronca, que hacía que sus piernas flaqueran.

— ¿Me dirás que tu no las ves? — prosiguió. Con la punta de sus dedos acarició la mandíbula de Min y repartió cortos besos por allí. — ¿Acaso no te gusta cómo te lo hago? Como me muevo dentro de ti...

— Me encanta... — admitió engatusado por los encantos del castaño.

— ¿Te gustaría que te lo hiciera aquí? Sobre la isla. — preguntó en un susurro, solo audible para YoonGi. — tendrás que ser muy silencioso.

Losing Control || KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora