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Cuando llegó a casa aún sentía sus mejillas coloradas, no podía quitarse de la cabeza aquella imagen, no lo podía creer. La cara de placer del hombre, sus labios estaban hinchados y dejaban escapar bajos gemidos mientras era follado por el gran hombre de entre sus piernas.

Debió haber entrado algo perdido, porque en cuanto JeonGguk posó sus ojos en él acudió rápidamente a su encuentro.

— ¿Qué sucedió, Yoon? Te ves desorientado. ¿Todo bien en el trabajo?

— ¿Oh? — sus pequeños ojos se conectaron con los preocupados del castaño. — Sí, sólo... ¿podemos hablar arriba?

Sabia que Do-yeon o JaeBeom estaban por alguna parte de la casa haciendo sus cosas, y no quería ser escuchado por ellos. Entrelazaron sus manos y fueron a la habitación del pálido, allí JeonGguk tomó asiento en la cama y atrajo el menudo cuerpo del peli azul para que se ubicara sobre sus piernas.

— ¿Y bien? ¿Qué te tiene así?

YoonGi mordió su labio, buscando las palabras adecuadas para relatar lo que vio en su lugar de trabajo. Y como si fuera un niño, tomó la mano del hombre y jugó con ella, con sus dedos. Por otra parte, JeonGguk estaba encantado con la imagen de YoonGi, avergonzado y tímido, pero sabía que detrás de todo eso había algo que lo tenía de ésa manera y temió lo peor.

— ¿Yoon? — insistió nuevamente.

— Después de que me permitieran algunos días libre, me quedé, ayudando y hablé con mi compañero un momento, HoSeok...

— ¿Pasó algo con él?

— ¿Uh? No, no, nada muy importante. S-solo que después una de mis compañeras me preguntó si no había visto al Dr. Kim, le contesté que no, pero que si lo veía le diría que lo estaba buscando.

— Bien... — JeonGguk frunció el ceño sin comprender muy bien.

— Cuando me estaba yendo lo vi y lo seguí, él entró a una zona que no está siendo ocupada... me perdí un momento, pero luego lo encontré, él... él se estaba follando a alguien allí, sobre un escritorio.

— Eso, eso es algo morboso, pero no tienes de qué preocuparte, Yoon.

— ¡No! Lo que me sorprendió fue con quién lo estaba haciendo.

— ¿HoSeok? — preguntó, tratando de adivinar.

YoonGi movió su cabeza lentamente en negación.

— JiMin. — Susurró.

Unos largos segundos de silencio reinaron en la habitación, hasta que una burlesca risa lo cortó. YoonGi lo miró, sin entender.

— Así que el galeno sin ética es un muerde almohadas.

— ¡JeonGguk! — Lo reprendió el pálido.

— Espera... — Su risa se detuvo repentinamente, siendo sustituida por una aguda mirada. — ¿Eso a ti te molesta? El que JiMin estuviera follando con el otro Doctor.

— ¡No! Por supuesto que no, JeonGguk. Sólo me sorprendió mucho, yo... pensé que era de otra manera, él ni siquiera se atrevía a besarme en los labios.

— Bueno, al parecer el otro hombre le sacó una parte oculta de él. Hasta la pasiva. — Comentó malicioso.

— ¡Oye! No tiene nada de malo ser pasivo, el que lo seas no significa que eres menos que un activo. Incluso JiMin puede ser versátil.

— Puede ser, lo veo más así. No me caerá muy bien, pero su culo no ha pasado desapercibido por mi vista. Definitivamente podría hundir mi cara allí.

La cabeza de YoonGi pareció moverse como la de la mujer del exorcista, incrédulo ante las palabras de JeonGguk.

— ¿Que tú qué? — dijo, con una ceja elevada.

— Que podría hundir mi cara en su culo.

— Bueno, tal parece ya no eres YoonGisexual. — sus dedos hicieron el movimiento de comillas en la última palabra. — ¿Acaso ya estás listo para decir abiertamente que te gustan los hombres?

— No me gustan los hombres, tú eres el único. Sólo... JiMin tiene un buen culo, después de todo un agujero es un agujero.

— Eres asqueroso. — Y con eso se marchó de la habitación.

— ¿Qué le sucede a mi hijo? — Dong le preguntó al que creía sería su futuro yerno dentro de poco

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— ¿Qué le sucede a mi hijo? — Dong le preguntó al que creía sería su futuro yerno dentro de poco.

— Puede que haya dicho algo fuera de lugar para molestarlo. — JeonGguk río un poco recordando cómo se había puesto el pálido horas atrás.

Escuchó la calmada risa del viejo para después recibir unas palmaditas en su espalda.

— Él realmente te quiere, JeonGguk.

— Lo sé. — el castaño sonrió inconscientemente. — También lo quiero demasiado.

— Puede que suene descabellado, o pienses que soy un viejo loco, pero sé que eres tú, tú eres el indicado para él... SeokJinie también era el indicado para mi hija.

— SeokJin era el hombre más bueno del mundo, cuando conoció a JiSoo estuvo encantado, le juro que no paraba de parlotear de lo bonita que era... en cambio yo, yo no soy santo de devoción, no creo ser el mejor y dudo en serlo realmente, tengo miedo a lastimarlo, no suelo pensar en mis actos, jamás le tomé importancia, era un hombre soltero que no se detenía a ver si le hacía daño a terceros por sus actos... pero llegaron los niños y YoonGi, mi vida dio un giro de 180°. Odio que haya tenido que irse Jin para que yo cambiara.

— No te aflijas, hijo. — El hombre se acercó y envolvió el tonificado cuerpo con sus cálidos brazos. — Él estuvo orgulloso de ti, SeokJin siempre supo que eras una buena persona, nunca lo dudó. Te quería mucho y era un cariño tan sincero que me llegaba a dar escalofríos cuando me hablaba de ti.

— ¿Él le habló de mi? — Su voz salió apretada, por estar aguantando las lágrimas.

— No te imaginas cuánto. Un hombre con ojos de bambi. Admito que fue raro imaginarlo, pero al verte supe a lo que se refería.

Ojos de bambi. — Quiso reír, pero cuando lo intentó las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos como cascada. — Lo extraño.

El padre de YoonGi lo abrazó más fuerte y trataba de reconfortarlo, no sabía por qué JeonGguk se estuvo guardando tanto tiempo esos sentimientos por Jin. Aún no se daba cuenta, pero lo haría pronto.

El hombre giró su rostro cuando sintió pasos acercarse a donde estaban, sonrió sin dientes al ver a su hijo.

— Gguk. — dijo YoonGi alarmado. — Hey, ¿qué pasa? ¿Por qué lloras?

Dong le dejó lugar para que se acercara y tomara su puesto, JeonGguk no dudó y lo abrazó, lloró en su hombro. YoonGi también lloró, por verlo así.

— Te quiero. — Le murmuró el castaño al peli azul. Sus frentes estaban unidas, sus brazos enredados en el cuerpo ajeno, impidiendole alejarse, por más que lo quisiera.

— También te quiero, Gguk.

No fue el mejor beso, ambos estaban llenos de lágrimas y algunas secreciones no deseadas, pero fue uno de los más sinceros que compartieron.

Losing Control || KookGiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora