No te alejes de mi 2 [Neythan James]

Prólogo

Nota: El protagonista es Naythan, y no la chica. Mucho no me gusta cuando una mujer es protagonista, así que en la mayor parte de mis historias, los hombres son protagonistas, pero las personas están tan acostumbradas a las mujeres que no se dan cuenta, de que la chica es un personaje secundario. Si se fijan, el que más narra es Neythan o narrador omnisciente. La historia se trata del amor de Neythan, no de Lazuli.

Narrador omnisciente

Zalix es una espía encubierto que trabaja para la DEA, una organización estadounidense que se encarga de detener el tráfico de drogas. Ella era una subordinada de Derek.

Por otra parte, también en Estados Unidos.

...

— Neythan —Lo llamó su hermana menor Lucinda.

— ¿Y ahora qué quieres? — Contestó con fastidio.

— Sabes que papá me castigo, y estuve buscando en la biblioteca de la casa, pero increíblemente el libro que quiero no está...

— Y quieres que yo lo busque ¿No es así? — Era obvio, siempre que Stephen la castigaba y ella no encontraba algo, lo mandaba a él, claro, si Neythan quería.

Él mayormente no le hace caso a los pedidos de Lucinda, pero él le debía un favor

— Si, si, como me conoces hermano mayor — dijo con entusiasmo

— ¿Y que libro es?

— El señor de las moscas.

(...)

Neythan

Mi hermana si que es fatidiosa, y solo causa problemas.

Voy a buscar su maldito libro, simplemente, porque le debo.

Pero solo por eso, no soy su perro faldero ni nada.

Siendo hijo de Stephen y Lucy James, suelo llamar mucho la atención.

En especial la de las chicas.

¡Que les digo! Soy bastante guapo.

Aunque tengo rasgos un tanto desagradables para algunas, tiendo a ser muy  celoso y eso como que mucho no les gusta.

(...)

Al fin había llegado a esa estúpida biblioteca.

Entré, y al hacerlo ví que no había muchas personas.

Me acerqué a la chica que estaba detrás del mostrador.

Era una castaña oscura, de ojos azules.

¿Como mierda se llamaba ese libro?. Trate de recordar ese maldito nombre.

— Disculpe — Le dije una vez quedando en frente de ella — Tendría aquí el libro, El... El... — Me miró extrañada mientras yo pensaba como se llamaba el libro. De Verdad, si que estaba haciendo el papel de tonto. — El señor de los... ¿Mosquitos? ¿Abejorros? — Al decir esas estupideces, la mujer se rió de mi, pero diría en un tono más tierno y no burlón; su risa no era muy fuerte, más bien silenciosa como para que yo solo la escuchara.

— Vale chaval es El señor de las moscas — Era Española, lo noté no solo por sus palabras, sino que también por su raro acento. — Está por el sector de allí, ¡Guapo!.

— Gracias — Y con eso caminé hasta llegar a los estantes, dónde me indicó.

¡Mierda!

Estaba más perdido buscando entre tantos libros.