Capítulo 27

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Neythan

Cómo hoy era sábado, Zalix me enseñó primero mientras me recuperaba algunas cosas básicas sobre el espionaje y luego del almuerzo salimos a fuera para cazar. Me enseñó a colocar trampas, a como ocultarlas, a como hacerlas. Algunas cosas básicas de supervivencia. Habíamos salido con todo el equipo para aguantar el frío.

Luego al final del día regresamos a la cabaña y me dio todo lo teórico de lo que hicimos hoy. Me dijo "Estudialo" "Aprendelo" "Vívelo" "Amalo". Y que luego me tomaría un examen.

Jupiiii, escuela...

Creí que ya había terminado la escuela hace años.

En la noche se repitió lo de ayer, pero esta vez tomamos a lo que ella llamaba "Novicacore" que era vino con coca.

— ¿Qué tienes para hoy? — Le pregunté aunque estaba algo cansado, pero tenía ganas de tomar.

— Novicacore.

Mi rostro de frunció sin entender— ¡¿Novi- qué?!

— Vinococare. — Cambió la palabra está vez.

— Zalix, linda, en español por favor no entiendo nada.

Se rio de mi, se estaba burlando, ah la muy maldita. — Vino con coca.

Esa noche ella me enseñó a bailar algo de cumbia, era linda la música, Los angeles azules me dijo que se llamaba el grupo, y luego me hizo escuchar una de Rodrigo Tapari, esa era más movediza, después le dije que quería volver a bailar cuarteto.

Cómo me alegraba el corazón eso. El cansancio se me había esfumado por completo.

...

La música había terminado.

— Ahora voy a poner una que todavía no has escuchado, es sertanejo en guaraní. — La música tenía la típica melodía de los temas más movidos de Brasil.

Primero la canción empezó hablando en portugués pero cuando llegó la parte de guaraní, ella comenzó a cantar.

Wow... Verla así de alegre sin negar su cultura, todo lo que ella era, era fantástico. Hasta me daban ganas de aprender guaraní y cantar con ella.

Me tomó de las manos y baile con ella, me mostró rápidamente como moverme y la seguí, no era tan difícil, los pasos eran largos y casi saltando, este baile era muy divertido.

Nunca me había gustando tanto la música, cantar, bailar, ¡Por Dios! Sentía vida, sentía la sangre arder en mis venas. Me gustaba las sensaciones que ella causaba en mí.

Y cuando terminó la música se lo dije. — Enséñame...

— ¿Qué? — Me miró con alegría y ese brillo resplandeciente que me cautivaba.

— Enséñame tu idioma, el guaraní, quiero poder cantar esta canción contigo.

Su sonrisa se ensanchó de oreja a oreja. Sus ojos iluminaban los míos, verla así de radiante, me alteraba — Claro que sí, si quieres aprender con gusto te enseño, los domingos podemos dedicarnos especialmente a aprender guaraní, y luego los demás días te voy a hablar en guaraní, para que vayas acostumbrándote.

— Sí, si, me encanta la idea... — Pero luego mi sonrisa murió, lo había recordado. — Mañana iré al pueblo por la señal, quiero comunicarme con mi familia e infórmales como estoy y también hablar con Lazuli.

— Oh claro. Te Llevaré para mostrarte el camino hacia el pueblo.

(...)

El domingo nos levantamos tarde, como a las 12 del medio día, recién nos estábamos despertando. Y desayunamos.

No te alejes de mi 2 [Neythan James]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora