Veintiocho

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Ella me transmitió los valores que yo les inculqué a ustedes dos. Luchadora innata, sola crío a sus cuatro hijos y nos dio el amor, el cuidado de madre y nunca nos faltó nada aunque no tuviéramos un padre. Me enseñó desde chiquita la importancia de la familia, que los hermanos estuviéramos unidos y que mirara siempre para adelante, que jamás me diera por vencida.

-No está muerto quién pelea. -Me solía decir- y el no ya lo tenés, andá por el sí.

Cada vez que bajé los brazos, mi mamá me ayudó a levantarlos; me repetía:

-Nada es imposible, todo tiene solución, no llores y tampoco te limites.

Y eso es todo lo que me ha servido estos años para acompañarte y esas mismas frases fueron las que te he dicho yo a vos. Como te decía, ella vivía en frente e íbamos a verla todos los días. Vos querías ir a jugar con tu vestido y tu peluca, entonces los ponías en una bolsa. Cuando cruzábamos la calle y te cambiabas al entrar. Volvías a casa y hacías lo mismo. Le plantee la situación a papá y le pregunté si podía cruzarte así como estabas vestida; total, quién iba a vernos. Se opuso totalmente.
Una tarde estábamos solos los tres, estabas vestida con tu traje de princesa y abrí la puerta para ir a donde la abuela, te escondiste detrás y dijiste:

-Esperá que me saque todo y busco una bolsa para ir.

Y en ese instante me olvidé de todo, te agarré fuerte de la mano y te dije:

-Vamos así, ni hay problema.

-Pero la gente me va a ver.

-Vos que sos? , Una nena o un nene?

-Una nena.

-Bueno, entonces agarrate fuerte de mamá y cruza sin vergüenza, con la frente en alto que nada va a pasar, yo estoy acá y siempre lo voy hacer.

Yo nena, Yo princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora