Quince

334 19 0
                                    

Demasiado para tus cuatro añitos, demasiado para lo que sentías. Creo que lo intentaste, por momentos hacías lo que papá quería, debías tener culpa o te dabas cuenta de que cambiaba el ambiente cada vez que ponías tu deseo de ser nena. Todos te veíamos, todos éramos testigos de tu inconformidad; ¿Qué hacer?, ya no dormíamos.
Teníamos el día del Niño casi encima y aún no habíamos comprado tu regalo. ¿Qué comprar?, ¿Otro auto?, ¿Para Qué? Para crearte más dolor, mas frustración. Hasta eso, un regalo, algo tan simple, se había transformado en un problema grave. Mi pregunta era:

-¿Cuánto más este nene puede soportar vivir así? Papá decidió entonces comprarte la muñeca rosa con pelito de lana. Me dijo:

-Esto lo tengo que hacer yo, yo solo.

Y fuimos a la juguetería, me quedé en la puerta, lo vi tan nervioso, dudando, entró y salió tres veces diciéndome:

-No... no puedo hacerlo, no puedo comprarle una muñeca a Manuel.

Se lo veía enojado, con él, con vos o con la vida, no lo sé, pero hubo algo de humanidad en él, de saber en el fondo de su corazón que debía hacerte felíz, aunque fuera solo un ratito, que hizo que la comprara. 

Yo nena, Yo princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora