Veintitrés

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Todo en casa empezó a ser más tranquilo, ibas sintiendo alivio y adquiriendo seguridad. Pero a pesar de eso, la tristeza seguía porque no estabas todo el tiempo en el jardín vestido como nena. Pasábamos por el puesto de diarios y mamá le compraba una revista a cada uno para que pintaran; antes le compraba de autos a los dos por igual y vos la agarrabas sin ganas y la señora del puesto de daba cuenta. Una mañana fuimos a comprar, agarraste una revista de princesas, te dije que la dejaras y te abrazaste a ella, no te la pude sacar; la señora se quedó mirando y me dijo:

-Qué raro que a él le gusten las princesas.

Y cómo te compraba algo para que te gustara y no quería verte llorar más, empecé a comprar todos los meses la revista de princesas y a Federico la de autos.

Yo nena, Yo princesa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora