En un mundo donde el amor debería ser libre, el de Jungkook y TN se convierte en algo prohibido, algo que deben ocultar. Una mala jugada del destino los ha convertido en amantes, su amor escondido en las sombras. ¿Podrán resistir los obstáculos que...
Él es mi perdición. El hombre que, sin quererlo, definió mi vida desde el momento en que lo conocí. Fue mi primer amigo, mi primer amor, el primer beso que robó mi aliento, mi primer novio... y, finalmente, mi primer amante.
¿De quién hablo? De Jeon Jungkook, el hijo de una de las familias más poderosas de Corea. Un hombre marcado por el peso de un legado que no eligió, pero que ahora lo arrastra hacia un destino al que nunca pertenecí: su matrimonio con la señorita Lee Misuk.
¿Quién es ella? Para muchos, la mujer perfecta. Su belleza es innegable, su presencia imponente. Todo en ella parece estar diseñado para deslumbrar. Y, en ocasiones, admito que he deseado ser como ella. No por ambición, ni siquiera por envidia. Sino porque si fuera ella, no tendría que ocultar lo que siento por él. Si fuera ella, podría llamarlo mío sin la sombra de un contrato maldito que nos separa a ambos, que me condena a vivir en el margen de su vida.
Esto puede sonar como la típica historia de amor prohibido, pero te aseguro que lo que compartimos va más allá de lo que cualquiera podría imaginar.
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-Amor, te noto distante. ¿Ha pasado algo en la empresa? -Intenté acariciar su mejilla, pero él retrocedió, como si mi toque le quemara. Mi corazón se contrajo al instante-. ¿Jungkook? -Mi voz tembló ligeramente, luchando por ocultar la inquietud que comenzaba a apoderarse de mí-. ¿Hice algo mal?
-No es eso... -Suspiró, sus manos recorrieron su cabello despeinado con frustración-. Es solo que... -Su voz se quebró, dejando escapar un sollozo contenido. Me acerqué, dejando que mis dedos rozaran suavemente su espalda en un intento de consolarlo.
-Mi vida, ¿qué ocurre? -Mis palabras fueron apenas un susurro, temiendo la respuesta.
Jungkook alzó la mirada, y en sus ojos encontré un abismo de dolor que no reconocía. Tomó mis manos entre las suyas, apretándolas con una delicadeza que me hizo temblar.
-Prométeme algo... -Su voz se rompía con cada palabra-. Prométeme que no me dejarás, pase lo que pase.
El nudo en mi garganta creció, y aunque no entendía sus palabras, algo en mí comenzó a quebrarse también.
-¿Qué estás diciendo? Yo nunca te dejaría, Jungkook... jamás. -Intenté sonar firme, acariciando su mejilla mientras las lágrimas comenzaron a rodar por su rostro-. Pero, por favor... dime qué está pasando. ¿Por qué estás tan distante?
-Solo prométemelo -insistió, con una urgencia desesperada.
-Lo prometo -contesté con un nudo en la garganta-, pero... ya no llores, por favor. Me estás rompiendo el alma.
