。o○ XXI ○o。

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—La mujer en las fotos… —dijo, con la voz quebrada—. La mujer que está con nuestra hija… es Misuk.

—¿Cómo que es Misuk? ¡Eso no puede ser! —exclamé, sintiendo cómo el pánico se apoderaba de mí. No podía ser verdad, no ella… no ahora.

Pero Jungkook no me miraba, su mente ya había sido consumida por una ira incontrolable. Se levantó del sofá de un salto, caminando rápidamente hacia la cocina. Cada uno de sus movimientos era brusco, como si un volcán estuviera a punto de hacer erupción en su interior.

—¿Qué haces? —pregunté, siguiéndolo con la mirada, tratando de entender.

—Voy a buscarla —gruñó, mientras agarraba las llaves del auto que estaban sobre la isla de la cocina. Sin más, salió de la habitación como si todo el mundo estuviera ardiendo a su alrededor.

—¡Estás loco! ¿Dónde irás? —Corrí tras él, pero mis preguntas se quedaron en el aire, ignoradas por completo—. ¡Jungkook! ¿Dónde vas? Ni siquiera sabes si siguen viviendo ahí —intenté razonar, desesperada por detenerlo antes de que hiciera algo de lo que se arrepentiría.

—No me importa —murmuró, con la voz tensa—. Si tengo que buscarla por toda Corea, lo haré. Pero te juro que cuando la encuentre, la voy a…

—¿Qué harás? ¿La vas a matar? ¡Dime, Jungkook! ¿La vas a matar? —Mi voz se elevó, buscando romper la barrera que su furia había levantado. Pero ni siquiera así pude hacerlo reaccionar.

—¡Si es necesario, así lo haré! —exclamó, sus ojos oscuros brillando con una intensidad que me aterrorizaba.

—No digas estupideces, Jungkook. ¡Piensa en tu familia! ¡Por Dios! —Le rogué, sintiendo que el aire se volvía más denso a cada palabra.

—Porque pienso en ustedes es que voy a hacerlo. ¡Voy a matar a esa maldita! Le hice una promesa, TN, y hoy voy a cumplirla. —Su mirada se clavó en mí por un momento, pero ya no era el hombre que conocía. Era alguien consumido por el miedo y la rabia.

—¿De qué promesa hablas? —intenté, buscando desesperadamente una explicación que lo frenara, pero él me ignoró una vez más.

—¡Jungkook! —Lo tomé del brazo justo cuando estaba a punto de abrir la puerta—. No vas a ningún lado. No en este estado. ¡Maldita sea, quédate! Hazlo por mí, hazlo por tus hijos. —Mis palabras salieron entrecortadas, llenas de súplica—. Por favor… hay otras maneras de manejar esto.

Podía ver cómo la furia lo consumía más con cada segundo que pasaba, pero no podía dejarlo ir así. Sabía que si cruzaba esa puerta, las cosas jamás volverían a ser las mismas.

—¿Otras maneras? —escupió, sarcástico, girando para mirarme—. ¡TN, por favor! Esa mujer es capaz de cualquier cosa. ¿Por qué crees que está haciendo esto? ¿Porque es una buena persona que quiere conocer a nuestra hija? ¡Date cuenta! —Su voz se rompió, revelando el miedo profundo que lo había estado devorando en silencio—. Ella quiere arrebatarme lo que más amo, y esta vez no se lo voy a permitir. ¡Voy a matarla!

—¿A quién vas a matar, papi? —La pequeña voz de Sun-Hee rompió el aire tenso, y ambos nos giramos hacia la puerta del pasillo donde ella estaba de pie, con los ojos cristalizados de miedo.

El corazón se me encogió al verla allí, tan pequeña, tan frágil. Jungkook no había notado su presencia hasta ese momento, y al verla, sus ojos se suavizaron por un segundo, pero no lo suficiente para apagar el fuego en su interior.

—Sun, amor, ve al cuarto por favor —le rogué, agachándome para tomar su pequeña mano. Pero ella se resistía, con la vista fija en su padre, incapaz de comprender lo que sucedía.

Burning Desire | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora