Burning Desire | JJK ✓

｡o○ XVII ○o｡

Estos últimos tres meses han sido los más hermosos de mi vida. Estoy viviendo en una felicidad que nunca creí posible: casada con Jungkook, y rodeada por la risa de nuestros dos pequeños. La ceremonia civil fue sencilla, algo rápido y sin mucha pompa, pero cargada de promesas y amor. Decidimos que cuando nuestros hijos crecieran, haríamos una boda por iglesia, el sueño completo. Y aunque no podía estar más feliz, un oscuro presentimiento comenzó a rondar mis días desde hace dos meses. Todo empezó con una mujer extraña tocando a la puerta de mi hogar. Desde ese día, no he podido dormir en paz.

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A

quella tarde parecía una más. Estaba jugando con nuestros bebés sobre una mantita en el suelo, disfrutando de su risa contagiosa mientras trataban de alcanzar sus pequeños juguetes.

—Ya vuelvo, mis amores, portense bien mientras mami atiende la puerta —les dije, dejando un beso rápido en sus cabecitas, que reían ajenos a todo.

Al abrir la puerta, me encontré con una mujer que parecía cargada de años que no le correspondían. Tenía el rostro demacrado y su expresión estaba marcada por el miedo. A sus manos, temblorosas y sudorosas, las acompañaba una bolsa negra de aspecto viejo. La primera impresión que me dio fue de alguien que huía, alguien que necesitaba ayuda, pero al mismo tiempo traía consigo una advertencia sombría.

—¿Puedo ayudarla en algo? —pregunté, tratando de esbozar una sonrisa para que se sintiera en confianza.

—¿Aquí vive el joven Jeon Jungkook? —preguntó sin rodeos, sus ojos moviéndose nerviosos, como si temiera ser vista por alguien más.

Inmediatamente, la preocupación se apoderó de mí. Algo en su tono me llenaba de inquietud.

—Sí, es mi esposo. ¿Le ocurrió algo? —Mi voz apenas lograba mantener la calma.

Ella negó con la cabeza, pero la tensión en su rostro no disminuía.

—No... pero podría pasarle —dijo con un susurro que erizó mi piel.

—¿De qué está hablando? Por favor, no me asuste.

La mujer extendió la bolsa hacia mí, su mano temblando con tal intensidad que casi la dejó caer.

—Tome, es la ropa que pude salvar de Jungkook. Hay fotos de sus padres, algunas suyas. Las rescaté antes de que la señorita Lee las quemara.

Mi cuerpo se tensó al escuchar ese nombre. El apellido "Lee" traía consigo una pesada historia, una sombra que había intentado ignorar desde hace tiempo.

—¿Cómo que quemarlas? ¿Conoce a Lee Misuk? —pregunté, mi voz rota entre la incredulidad y el miedo.

Ella asintió con la cabeza, sus ojos llenos de tristeza.

—Mi nombre es Young Mi. Soy la sirvienta de los Lee. Créame, me encantaría contarle todo, pero temo por mi vida, y por la de mi familia. Esas personas están locas. Si se enteran de que vine aquí, no dudarán en matarme, o peor aún, en hacerle daño a los míos. —Hizo una pausa, como si cada palabra la drenara—. Solo le pido que cuide a su familia. Cuiden al joven Jungkook. Esa mujer está planeando algo... cuídese, por favor.

Antes de que pudiera reaccionar o hacerle más preguntas, Young Mi salió corriendo, desapareciendo en la calle como una sombra asustada, dejándome con el peso de una advertencia que no entendía por completo.