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Ser el mejor amigo de TN nunca fue sencillo, sobre todo cuando el corazón se involucra más de lo que debería. A lo largo de los años, he aprendido a observar desde la distancia, a escucharla sin juzgarla, a ofrecerle mi apoyo sin esperar nada a cambio. Es difícil ver cómo se aferra a una relación que parece destinada a romperse una y otra vez, pero no me corresponde intervenir más allá de lo que ella me permite.

Jungkook siempre ha sido una sombra en nuestras conversaciones, un nombre que detona en mí frustración, aunque jamás lo haya dicho en voz alta.

—¡Jimin! —La voz de TN interrumpió mis pensamientos.

—¿Qué pasó? —pregunté, sin apartar la mirada de los documentos que tenía frente a mí. O al menos lo intentaba, porque mi mente estaba en otra parte, como siempre que ella mencionaba a Jungkook.

—No lo sé, tú dime. Te quedaste mirando esos papeles en blanco como si fueran lo mejor que has visto en tu vida —comentó con una risa ligera.

Espera... ¿en blanco? Agh, soy un idiota. Ni siquiera me había dado cuenta de que los papeles estaban vacíos.

—¿En qué pensabas tanto, Jimin-ah? —preguntó con tono burlón mientras me picaba el brazo con su dedo juguetón— ¡Ah, ya sé! Debe ser en una chica, o tal vez en un lindo muchachito. Mi Jiminie está enamorado. —El tono alegre que siempre usaba era lo que más me desarmaba.

—Nada de eso —repliqué rápidamente, tratando de desviar la conversación—. No tengo tiempo para lidiar con personas justo ahora. Estaba pensando en los documentos que debo entregar hoy. Tú deberías hacer lo mismo, pequeña metiche.

Le piqué la nariz, buscando devolverle el gesto y verla fruncir el ceño de manera adorable. Esas pequeñas interacciones siempre me robaban una sonrisa, aunque sabía que jamás podría cruzar esa línea invisible que nos separaba.

—¡Oye! No soy metiche, solo soy una persona más observadora que las demás —respondió con ese tono juguetón que me hacía sentir tan enamorado.

—A eso en mi pueblo le llamamos ser metiche —le dije con una sonrisa mientras me levantaba—. Y ya ponte a trabajar, niña "observadora".

Estaba a punto de salir de la habitación cuando su voz volvió a detenerme.

—Jimin, espera —me giré hacia ella, extrañado por el tono más serio en su voz. TN rara vez me pedía algo con tanta cautela.

—Claro, ¿en qué necesitas que te ayude? —pregunté, sin pensarlo dos veces. Siempre la ayudaría, aunque fuera en contra de mi propio juicio.

—Quiero preparar una cena romántica para Jungkook —susurró, bajando la mirada—. Para celebrar que por fin estaremos juntos y que nada ni nadie nos va a separar.

Su nerviosismo me decía más que sus palabras. Incluso ella sabía que aquello sonaba demasiado optimista, casi desesperado. Suspiré, sintiendo el peso de la frustración que había acumulado por tanto tiempo.

—TN... sabes que no estoy de acuerdo con lo que te hace ese tipo —dije, con un tono más firme del que había planeado. Era difícil mantener la calma cuando veía lo ciega que estaba ante lo que sea que era esa relación. —Hacer una cena para celebrar algo que te viene prometiendo desde hace años me parece una pérdida de tiempo. ¿Cómo estás tan segura de que esta vez será verdad? ¿Cómo sabes que no va a ir a tu casa y te inventará otra de sus excusas de siempre para no dejar a su esposa? Dime, ¿cómo lo sabes?

El silencio que siguió fue más ruidoso que cualquier respuesta que hubiera podido darme. Sus ojos se cristalizaron, y su labio inferior temblaba levemente. Sabía que mis palabras la habían golpeado, pero no podía seguir quedándome callado mientras ella sufría.

Burning Desire | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora