。o○ IX ○o。

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—¿Qué haces aquí? —la voz de Jimin resonó cargada de molestia.

Volteé hacia él, sintiendo un nudo en el estómago. Esa mirada de decepción me atravesaba como mil agujas. Sabía que estaba a punto de estallar, y yo estaba indefensa frente a su furia. Era como si ya supiera lo que estaba a punto de suceder, y no había nada que pudiera hacer para detenerlo.

—So-solo vino a buscar su ropa —intenté explicar, mi voz temblando ligeramente.

Jimin cruzó los brazos y arqueó una ceja, la frustración evidente en su postura. —¿Después de tres meses? —Su tono estaba lleno de incredulidad y rabia—. Eres tonta, ¿no ves que solo está jugando contigo? —Su voz se elevó, rompiendo el silencio. Esta era la primera vez que lo veía tan enojado, y lo peor es que, en el fondo, sabía que tenía toda la razón.

Jungkook dio un paso al frente, colocándose entre Jimin y yo. —No te voy a permitir que le hables así —advirtió, su voz firme.

—¿Tú? ¿Tú no me vas a permitir a mí decirle la verdad? —Jimin lo fulminó con la mirada—. No me hagas reír. Eres la última persona que tiene derecho a decirme qué hacer. Tú, que jugaste con sus sentimientos como si no valieran nada. La usaste para tu diversión y luego corriste de vuelta a los brazos de tu esposa, dejando a la mejor mujer del mundo destrozada. —Cada palabra que salía de su boca era una flecha dirigida a Jungkook, y con cada una de ellas, me sentía más pequeña.

—Jimin, basta —murmuré, tomando su brazo suavemente, intentando calmarlo.

Jungkook, quien había permanecido en silencio hasta ese momento, bajó la cabeza, reconociendo el peso de las palabras de Jimin. —Tienes razón. No supe valorarla. —Dio un paso atrás, dándose la vuelta—. Será mejor que me vaya. No debí haber venido en primer lugar.

Antes de que pudiera salir por la puerta, lo detuve. —No. Ve a mi cuarto y recoge tus cosas —le dije con firmeza—. Las dejé sobre mi cama.

Jungkook asintió sin decir nada más y subió las escaleras.

El silencio entre Jimin y yo se volvió insoportable. Sabía que él solo quería protegerme, pero yo necesitaba respuestas, no más confusión.

—¿Qué es todo esto? —preguntó Jimin, todavía molesto.

Suspiré, preparándome para lo que venía. —Quiero hablar con él —dije, intentando mantener la calma.

—¿Hablar con él? ¿En serio? —Jimin alzó una ceja, claramente incrédulo—. TN, ¿vas a dejar que te vuelva a engañar? No seas tonta...

—No me lo digas, por favor —lo interrumpí, cerrando los ojos por un segundo—. Sé que lo soy, pero necesito saber la verdad, Jimin. No quiero volver con él, solo quiero entender.

Él frunció el ceño, frustrado. —Ya no sé qué hacer contigo. —Su voz sonaba cansada, como si estuviera agotado de intentar protegerme.

—¿Confías en mí? —le pregunté, tomando sus manos y mirándolo directamente a los ojos.

Jimin asintió, aunque con evidente reticencia.

—Entonces déjame hacer esto a mi manera. Déjame hablar con Jungkook.

—A veces la verdad puede doler más de lo que piensas —advirtió, su voz llena de preocupación—. Solo quiero que estés bien.

—Prefiero saber la verdad ahora que seguir viviendo en una mentira.

Él suspiró, su expresión suavizándose. —No veo fallas en tu lógica —dijo con una pequeña sonrisa—. Solo prométeme que me llamarás si lo necesitas. Siempre estaré para ti.

Asentí, agradecida. —Te quiero, Jimin.

—Y yo a ti. —Besó mi frente con ternura antes de salir de la casa, dejándonos a Jungkook y a mí solos.

Cuando regresé a la sala, Jungkook ya estaba de pie cerca de la puerta, su expresión indecisa.

—Lamento haber interrumpido tu... cita —dijo, su voz tensa.

Negué con la cabeza. —No era una cita. Jimin es solo mi mejor amigo.

—Aun así, no debería...

Lo interrumpí de nuevo, sintiendo un nudo en el pecho. —¿De verdad no te importa? —Lo miré directamente a los ojos—. Dime que no te importa lo que hago, dime que no te importo yo. Necesito escucharlo, necesito que me lo digas mirándome a los ojos.

Jungkook desvió la mirada, su postura se desmoronaba. Sabía que estaba tratando de mantenerse fuerte, pero la fachada se estaba derrumbando. Tomé su rostro entre mis manos, obligándolo a mirarme.

—Dímelo —le susurré—. Dime que no me amas, que no sientes nada por mí. Necesito escuchar la verdad esta vez.

—No puedo —murmuró, su voz quebrándose.

—¿Por qué no puedes? —Mi frustración creció, pero no lo dejé ir—. Ya lo dijiste una vez, Jungkook. ¿Por qué no puedes decírmelo de nuevo?

—TN, no entiendes... No quiero estar contigo —dijo, pero su voz no tenía la convicción de antes—. Amo a mi esposa. Tú deberías ser feliz y hacer tu vida sin mí.

—Entonces mírame y dime que los años que pasamos juntos no significaron nada —le exigí, pero él no podía levantar la vista. Mi corazón se rompía un poco más con cada segundo que pasaba en silencio—. ¿Recuerdas esa noche, cuando dormimos juntos por última vez? Dijiste que la dejarías. —Jungkook asintió lentamente, su expresión abatida—. Te creí porque en ese momento, vi en tus ojos la verdad, pero cuando dijiste que amabas a Misuk, no había nada en tu mirada. Ni siquiera me miraste. Jungkook, a mí no puedes mentirme.

—¿Por qué ahora? —Su voz era apenas un susurro—. ¿Por qué cuando ya no puedo vivir sin ti me haces esto? ¿No ves que solo traigo dolor a tu vida? ¿No te sentiste más libre en estos meses sin mí?

Negué con la cabeza, las lágrimas llenando mis ojos. —Nunca seré infeliz contigo. Incluso en los momentos más pequeños, los que para otros no valen nada, para mí lo son todo porque sé que tú también me amas. —Acaricié su mejilla, limpiando las lágrimas que comenzaban a caer—. Solo quiero la verdad, Jungkook. Solo así podré dejarte ir.

Él me miró finalmente, y lo vi romperse por completo. —TN, yo... yo te amo. Te amo más que a nada en este mundo, pero no podemos estar juntos.

Lo sabía. Sabía que había algo más, algo que estaba guardando.

—Ven, siéntate conmigo —lo guié hacia el sofá, tomando sus manos entre las mías—. ¿Por qué dijiste esas cosas tan horribles?

Jungkook suspiró, mirando hacia el suelo. —No quería perderte, pero tampoco quiero seguir haciéndote daño. No te imaginas cuántas noches pasé sin dormir, preocupado por ti. No quiero que te pase nada malo, pero... hay algo que no te he contado.

Mi corazón se detuvo. —¿De qué hablas?

—Es por... el contrato.

 el contrato

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Burning Desire | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora