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Estar con él era a la vez el paraíso y el infierno. Cada caricia, cada susurro de amor que salía de sus labios era una promesa de un futuro que quizás nunca llegaría. Sabía que lo nuestro no debía ser, pero cuando me miraba de esa forma, como si fuera la única persona en su mundo, todo lo demás se desvanecía. La realidad, su matrimonio, las promesas rotas... todo quedaba suspendido en un segundo de pura ilusión.

Me aferraba a esos momentos. Pero ahora, acostada en la cama con él a mi lado, la pregunta que había evitado por tanto tiempo, la que me mantenía despierta cada noche, finalmente me consumía.

-Eres tan hermosa... te amo tanto -susurró, acariciando mi cabello suavemente.

Podía sentir la sinceridad en su voz, el calor de su mano que recorría mi cabello como si ese simple gesto pudiera borrar las complicaciones que nos rodeaban. Pero el peso de la realidad era demasiado grande para ignorarlo, y, aunque sus palabras siempre lograban hacerme sentir especial, también me recordaban la crueldad de nuestra situación.

-Yo también te amo... mucho -respondí, levantando mi rostro para dejar un breve beso en su mentón.

Sus caricias me consolaban, pero al mismo tiempo me recordaban lo que no podíamos tener: una vida juntos sin restricciones, sin miedos, sin tener que escondernos. Era una contradicción cruel, amar a alguien tan profundamente, y al mismo tiempo sentir que nunca podríamos ser completamente libres para vivir ese amor. Estábamos atrapados, y cada vez se sentía más difícil soportarlo.

- ¿Sabes? Te extrañé demasiado. Sentía que me asfixiaba sin verte -dijo mientras depositaba un suave beso en mi frente-. Amor... -su tono cambió, tornándose preocupado-. ¿Te pasa algo?

Las palabras se estancaron en mi garganta. Lo que estaba por decir podía rompernos, pero era imposible seguir guardando ese dolor en silencio. El amor que sentía por él ya no era suficiente para ocultar lo que cada vez me asfixiaba más. Lo amaba tanto que me dolía, pero el dolor ya no podía ser ignorado.

-Jungkook... ¿Hasta cuándo?

Su confusión era evidente. Quizás él no sentía la misma presión, tal vez había encontrado la forma de manejar la doble vida que llevaba, pero yo ya no podía hacerlo. Cada vez que lo veía marcharse, sabiendo que regresaría a su esposa, una parte de mí se desgarraba. No era solo celos. Era la sensación de que, por mucho que lo amara, siempre habría algo más fuerte que nos separaría.

-¿Hasta cuándo qué? No entiendo -se sentó, apoyando su espalda en la cabecera de la cama. Imité su movimiento, buscando su mirada.

Mirarlo a los ojos, esos ojos que siempre me habían prometido un amor eterno, me rompía. Sabía que en su corazón solo existía yo, pero la realidad seguía siendo la misma. Él pertenecía a otra persona. Quizás no de manera emocional, pero en el papel y ante los ojos del mundo, él estaba casado con otra. Y yo... yo no era más que su secreto.

-¿Hasta cuándo seguiré siendo "la otra"? Han pasado dos años y sigues con ella. ¿Cuánto más debo esperar? -Las palabras salían sin control, cargadas de todo el dolor que había intentado contener durante meses-. ¿Me estás viendo la cara de estúpida? ¿Te enamoraste de ella?

Era como si todo lo que había guardado dentro durante tanto tiempo saliera a la superficie de golpe. Sabía que lo que decía era injusto, pero no podía detenerme. Necesitaba respuestas. Necesitaba saber por qué, después de todo este tiempo, seguíamos atrapados en la misma situación.

-Claro que no -respondió con firmeza-. Sabes que ninguna mujer puede compararse contigo. No existe nadie más que me haga sentir lo que tú me haces sentir. Yo te amo, TN, te amo de una forma que nunca podré dejar de hacerlo -besó mis labios suavemente, pero cuando intentó profundizar el beso, no correspondí. Se apartó, desconcertado-. ¿Ahora qué pasa, mi cielo?

Burning Desire | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora