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Mientras mis hijos se preparaban para salir con Nancy al parque, como cada sábado, una preocupación latente me quemaba por dentro. Desde que descubrimos lo de la supuesta "amiga" de mi pequeña, Jungkook y yo habíamos intentado mantener la calma, pero algo en mi instinto me decía que había más de lo que podíamos ver. Jungkook pensaba que quizá todo se trataba de una simple amiga imaginaria, pero yo no estaba tan segura. Hoy, sin embargo, planeaba resolverlo.

—Señora, ya nos vamos —anunció Nancy desde la puerta, su voz tan despreocupada como siempre.

Me agaché hasta la altura de mis niños, sonriendo a pesar del nudo en mi estómago.

—Compórtense, ¿de acuerdo? Los amo mucho.

—Nosotlos a ti, mami —respondió Sun con esa dulzura que hacía que cualquier duda desapareciera, al menos por un segundo.

Cuando salieron, esperé unos minutos antes de salir tras ellos, intentando no llamar la atención. Si mi intuición era correcta, hoy podría ver quién era esa mujer. Sin embargo, antes de poder avanzar demasiado, escuché una voz conocida a mi espalda.

—¿Qué haces? —Jimin apareció detrás de mí, su rostro lleno de extrañeza.

—¡Ay, Jimin! —exclamé, llevándome una mano al pecho—. Me asustaste.

Él arqueó una ceja, cruzando los brazos sobre el pecho. —Pareces estarte escondiendo de alguien. ¿Qué está pasando? ¿Es algo relacionado con los Lee?

Negué de inmediato, aunque la mención de ellos me hizo estremecer. —No, no es eso. Es... otra cosa. Quiero comprobar algo respecto a la amiga de Sun. —Mis ojos se desviaron hacia la calle por donde se habían ido mis hijos—. Tengo el presentimiento de que no es solo una amiga imaginaria, Jimin. Hay algo en todo esto que no me cuadra.

Él suspiró, comprensivo, y luego sonrió. —Instinto maternal, supongo. Pero si necesitas compañía, estoy aquí. Vamos.

Caminamos juntos hacia el parque, intentando no llamar la atención. Nos sentamos en una banca un poco alejada, pero lo suficientemente cerca como para tener una vista clara de Nancy y los niños. Ellos jugaban despreocupados, corriendo y riendo, mientras Nancy charlaba distraída con otra niñera.

—¿Y qué harás si resulta que esa mujer es real? —preguntó Jimin en voz baja, con una sonrisa traviesa—. ¿La vas a arrastrar de los pelos por todo el parque? Porque si es así, me avisas, para a ir por palomitas.

Rodé los ojos, aunque una parte de mí se sentía tentada. —Por supuesto que no haré eso. —Suspiré, más para calmarme a mí misma que a él—. Si la veo, le pediré que se aleje de mi hija y le advertiré que la denunciaré si vuelve a acercarse.

—Siempre tan razonable —bromeó, estirándose en la banca—. A veces eres taaan aburrida.

—No soy aburrida. Tú simplemente eres un salvaje. —Sonreí para aligerar el ambiente—. Hablando de eso, ¿cómo van las cosas con Rosé?

Jimin, que siempre había sido de los más optimistas, suspiró esta vez con un aire melancólico. —Complicado. No sé si lo has notado, pero últimamente está... distante. Hace una semana estábamos celebrando nuestro aniversario y, en medio de la cena, recibió una llamada. Me dijo que era importante, que tenía que irse. Quise que se quedara, pero... se fue.

—¿Esto es algo reciente? —pregunté, preocupada por la tristeza en su voz.

Él negó con la cabeza. —No, comenzó el día del velorio del señor Jeon. Desde entonces, siempre está recibiendo llamadas y nos vemos menos.

Mis ojos se suavizaron al escuchar eso. Sabía lo difícil que había sido ese día para todos nosotros, pero no había sabido cuán profundo había afectado a Jimin y su relación. —Lo siento mucho, Jimin. No tenía idea.

Burning Desire | JJK ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora