capítulo 23.

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LOS MISTERIOS DE LOLA.

CAPÍTULO 23.

EL AMOR TODO LO PUEDE.

Lloré, estaba aterrada, escuchaba las estupideces que ese tipo me decía, cerré los ojos y dejé de luchar, ya no tenía fuerzas. Estaba por perder las esperanzas cuando escuché un grito.

—¡Suéltala cabrón!

Se le fue encima y descargó un puño en su rostro, pero Danilo se lo devolvió y le rompió el labio inferior a Juanse. Estaba aterrada.  Juanse estaba furioso, nunca lo había visto tan enojado, empezó a golpearlo en repetidas ocasiones. Danilo había dejado de defenderse, lo iba a matar. Me metí en medio y le puse las manos en el pecho a Juanse, llorando le supliqué.

—¡Para ya, no más, lo matarás y no vale la pena! Juanse  no te ensucies las manos con esta basura.

— ¡Le vuelves a poner un dedo encima y te mato, lo juro! —le gritó.

—Mírame bonita —Me sujetó de ambos brazos —,  ¿te hizo algo este imbécil?

Las manos aún me temblaban, con la voz temblorosa susurré.

—No-no porque llegaste a tiempo, sino...

—Shhh, no digas nada mi bonita, jamás dejaría que te pase algo —acarició mi mejilla.

Una lágrima rodó por su mejilla, me abrazó y empezó a revisarme para cerciorarse que   todo estuviera bien. Yo solo lloré y me dejé caer en sus brazos llorando como una niña chiquita que tenía miedo. Se quitó el abrigo y me lo puso, me abrazó fuerte contra su pecho, me acunó en sus brazos tratando de calmarme.

A pesar de todo lo que había  pasado entre nosotros, él era el único que me daba la tranquilidad que necesitaba. Solo en sus brazos sentía ese alivio, solo en sus brazos me sentía segura, sentía que ningún lugar era más seguro que sus brazos. Me ayudó a levantar y me abrazó. Me llevó hasta el coche, yo seguía en shock. Puso sus manos en mis mejillas, deslizó su nariz por la mía.

—¡Mírame! Ya pasó hermosa, todo estará bien, vamos por un café, no podemos llegar a la casa así. Tus papás están angustiados y no pueden verte así ¿me entiendes?

Asentí.  Llegamos a una cafetería, pidió un café cargado para mí, aún estaba mareada, pero fue por todo el licor que ingerí. Se formó un silencio demasiado  incómodo, él solo me observaba.

— Gracias —Susurré. 

—¡Ni lo digas! —Tomó mis manos—. Sabes que si algo te pasa me muero ¿En qué estabas pensando dime? ¿Quieres acabar con tu vida?

—¿Cómo  me encontraste? —Inquirí.

—Te lo dije un día, vuelvo y te repito que cuando algo se quiere todo se puede, yo daría la vida si fuera necesario por ti.

Levanté la mirada con un nudo en la garganta, las palabras no me salían.

»No entiendes que si algo te pasa me muero, que sin ti no hay vida. Eres fuerte, no te dejes caer bonita, saldremos de esto lo prometo, déjame luchar contigo.

—¿Cómo quieres que me mantenga en pie, cuando mi mundo se vino abajo?  Los dos hombres que más amo los arrancaron de mi vida.

—No digas eso, sabes que te amo, no digas nada. Yo tengo claro lo que viste y en tu lugar estaría igual, a diferencia que sé quién eres y confiaría en ti.

—Pero cuando debías hacerlo tampoco lo hiciste, es igual, creíste ver algo que no hice. Tú no confiaste en mí, ves, ahora sabes lo que se siente que todo esté en tu contra y no poder demostrar lo contrario.

© LOS MISTERIOS DE LOLA. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora