capítulo 33.

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LOS MISTERIOS DE LOLA.

CAPÍTULO 33.

UN SUEÑO HECHO REALIDAD.

Habían pasado 15 días, por fin le dieron de alta a Juanse. Día y noche estuve a su lado, Leila traía a Manuelito todos los días. Entré a la habitación, tenía una sorpresa para él.

—Listo para ir a casa —Sonreí.

—Muero por ir a casa. Cariño ¿tú cómo estás, qué te dijo el doctor ya tienes los resultados, cómo está nuestro bebé?

  Acaricié mi abdomen y sonreí.

—Los tres estamos bien.

—¿Cómo no entiendo? —preguntó confundido.

Tomé su mano y la puse en mi abdomen.

—Nuestros bebés y yo, esperamos gemelos.

Se quedó mirándome, no podía creerlo, tardó unos segundos en reaccionar. Me abrazó, un par de lágrimas rodaron por su mejilla.

—¿Estás diciendo que…? —La voz se le cortó.

— Que serás papá de otros dos hermosos bebés, la bendición llegó doble.

Puso las manos en su rostro, lloró, no podía creerlo, era demasiada su emoción.

—¡No puedo creerlo! —susurró lleno de emoción —¡Agh! —se quejó.

—¿Pasa algo, te sientes bien? —lo miré preocupada.

—Me moví muy rápido, pero estoy de maravilla, tendré dos hermosos bebés contigo, mi vida no puedo creerlo.

—El fruto de nuestro amor.

Por un momento se quedó serio, preguntó qué había sucedido con esa mujer.

»Mi vida, podemos estar tranquilos, esa mujer jamás volverá a molestarnos.

—¿Está en la cárcel? —Inquirió.

—En un lugar peor, no soportó tu muerte.

—¿Cómo? —abrió los ojos.

Le conté que la noche que pasó todo, ese tipo se la llevó, pero ella estaba como loca, al huir tuvieron un accidente y el tipo murió de inmediato. Ella quedó mal herida, al parecer sufrió un golpe muy fuerte en la cabeza y perdió la vista, entonces se encerró en lo último que vio, Juanse en el piso desangrándose, ella creyó que estaba muerto.

Perdió la cordura, estaba en un sanatorio mental en total oscuridad creyendo que su amor murió. Nadie le dijo lo contrario, ella creía que mató a Juanse y no pudo soportarlo. Estaba condenada a un mundo de total oscuridad, muriendo en vida lentamente por no poder superar que mató al amor de su vida según ella. Ahora estaba pagando todo lo malo que hizo, lo tenía bien merecido, pasaría el resto de sus días con una camisa de fuerza encerrada en ese lugar llorando día y noche la  muerte de su gran amor, deseando morir. Por eso la mantenían amarrada para que no se lastimara.

Nos dieron el alta, Juanse se quedó en mi casa para terminar  de recuperarse yo me encargaría de cuidarlo. Tenía que permanecer dos semanas más en quietud, él era algo terco, pero yo me encargaría de eso, empezando por Manuelito que no lo dejaba mover de la cama.

Esa noche preparé una comida especial e invité a todos menos a mis tíos , ellos no estaban en esa lista. Quería  darle la bienvenida a Juanse y la sorpresa a la  familia de los nuevos integrantes. Estábamos todos en la mesa platicando.

—Primero que todo —hablé—, quiero darte la bienvenida a casa cariño, después de 15 días eternos.

—¡Gracias mi bonita!

© LOS MISTERIOS DE LOLA. #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora