Capítulo 38

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Después de trenes, trasbordos y demás cosas llegamos a Málaga.

Aún no me puedo creer que esté aquí, tampoco entiendo mucho como es que a mis tíos les ha dado por ser generosos de repente y han decidido dejarme volver a Barcelona así como así. Tampoco voy a darle mucha importancia ya que seguramente se hayan arrepentido de hacerme tanto mal este mes, pero podrían haberlo pensado antes en vez de dejarse llevar por el odio que tienen hacia Paul y Helen.

Estoy frente a la puerta de lo que fue mi casa por un corto tiempo, cuando Christian me acogió sin pedir nada a cambio, y ahora, de nuevo, lo está volviendo a hacer.

Podría asegurar sin ningún tipo de duda que es la persona más desinteresada y dispuesta a ayudarme que he conocido, y, además, pondría la mano en el fuego con esta afirmación y sé que no me quemaría.

Sé también que le debería de haber guardado un poco de enfado porque él me dejó cuando vio que llevábamos un mes separados y la cosa iba para largo, pero, como todos sabemos, en una relación se es del todo irracional y nos dejamos llevar por los sentimientos, bueno, de eso mismo trata, así que cuando le vi delante de mí diciendo que había ido a buscarme para quedarse de nuevo en mi vida no pude evitar perdonarlo al instante.

Le había echado mucho de menos.

Había echado mucho de menos esta vida, que fue corta, pero ahora promete ser mucho más larga y duradera y podré disfrutar del amor que Christian y yo nos tenemos.

Christian estaba sacando unas cuantas bolsas del maletero del coche ya que Rafael fue a buscarnos a la estación de trenes. Yo ya tenía mi maleta de la mano y le estaba esperando.

Cuando estábamos a un paso de la puerta Christian cogió mi mano y la apretó suavemente.

-Has vuelto, por fin, y conmigo. Ten por seguro que no te dejaré ir más- me dijo

Y le creí.

En lo más profundo de mi corazón sentía que estábamos destinados a estar juntos, que alguna fuerza quiso juntarnos y que por eso todo ocurrió tan rápido, el trabajo de biología, cuando supo todo sobre mi vida, ir a vivir a su casa... Si lo pienso fríamente todo fue demasiado rápido y aún no entiendo como pude acoplarme con tanta facilidad a él, incluso con todos los miedos que acarreo encima.

-Vamos, no te quedes ahí parada, ¿no tienes ganas de entrar en tu hogar?- preguntó mi novio

Cuando oí "tu hogar" no pude evitar que mi corazón se calentara con una sensación de profundo cariño hacía Christian y sonreí.

-Claro que quiero, vamos- dije y tiré de él

Cuando entramos todo estaba como antes, la decoración no había cambiado casi nada a excepción de pequeños detalles como unas velas que se encontraban en el mueble de la entrada y más pequeñas cosas decorativas del estilo.

-Todo sigue igual- dije contenta

-Toda la casa esperaba tu llegada, no podía cambiar y que cuando volvieras no te sintieras a gusto- dijo Christian

Me apoyé en su hombro y suspiré

-Da igual donde estemos, aquí, en un hotel, en una cabaña, en un sótano o debajo de un puente, con tal de tenerte a ti siempre estaré en mi hogar-

-Que empalagosa estás ¿no?- dijo Christian burlón

-Oye- dije y le pegué un manotazo en el hombro donde instantes antes había estado apoyada. -Que malo eres- le dije

Christian rio.

-Es broma amor, tú también eres mi hogar y no importa donde estemos con tal de estar contigo-

Te necesito... Mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora