La madrugada parecía ser eterna, sobre todo después de que el incendio fuera extinguido, la luz de las llamas y los gritos se detuvieron mientras que la gran columna de humo se difuminaba en el aire. Aquella paz aparente solo significaba una cosa para Leaf, a partir de ese momento existía una gran probabilidad de que la búsqueda se reanude, ya no se trataba solo de la intrusión ilegal a un sitio arqueológico sino haber provocado un incendio en éste, poniendo en entredicho la integridad de un bien de la nación.Dentro de poco tiempo llegaría el alba y con él, la reapertura del sitio turístico. Si lograban mantenerse ocultos hasta ese momento había una buena probabilidad de mezclarse entre los visitantes e incluso de infiltrarse en la pirámide pero ¿Qué tal si alguno de ellos ya fue descubierto y no tuvo tiempo de pedir auxilio? ¿Qué tal si a causa del incendio o la investigación el sitio es cerrado temporalmente? Y si fuera así ¿De que otra forma podrían escapar? Leaf analizaba con cuidado cada posibilidad, privado del sueño por voluntad propia, conla vista al techo musitaba cada idea que viniese a su mente procurando no perturbar la paz de su compañera.
Pasaron las horas y el amanecer tomó por sorpresa al joven dios el cual a pesar de encontrarse agotado por la mala noche se levantó para despertar dulcemente a su compañera de habitación.
-Ann, ya es hora debemos regresar-
Al escucharle la joven rusa inconscientemente se dio la vuelta hacia la pared solicitando entre sueños unos cuantos minutos extras en su lengua natal. Por supuesto que Leaf quedó prendado de aquella expresión tan tierna. Aún ruborizado el joven dador de vida trataba de ocultarle su rostro a Ann quien poco a poco despertaba de su letargo.
-¿Qué pasó? ¿No nos descubrieron verdad?- Dijo la joven rubia mientras hacía unos cuantos estiramientos para contrarrestar los efectos de la cama de piedra.
-No, pero tenemos que irnos ahora los demás deben estar esperando-
Tal y como había predicho todos ya se encontraban esperando en el punto de reunión, al verles a lo lejos el joven dios no pudo evitar correr a su encuentro interponiéndose entre Argyt y André para rodearles a ambos con sus brazos. El ambiente no podía ser más alegre a pesar del hambre y la falta de sueño, al final el hecho de que todos hayan logrado regresar a salvo era ya una victoria.
-Por un momento creímos que ya los habían atrapado- Dijo André con una enorme sonrisa mientras devolvía aquel abrazo al dador de vida.
-Por fortuna encontramos un buen lugar donde escondernos ¿Qué hay de ustedes? ¿Dónde estaban?-
Ann se había quedado atrás mientras los demás hablaban, era claro que habían vuelto a la explanada donde hace algunas horas se habían separado pero por alguna razón algo no estaba del todo bien en aquella imagen.
-Chicos...- Llamó la atención del grupo con una mano en el aire -¿No sienten algo extraño?-
-¿Algo como qué?- Replicó Argyt aproximándose a ella.
-No lo sé, es como si algo no terminase de encajar aquí-
-Ahora que lo mencionas...- El joven capitalino tomó la posición de su compañera para poder observar el panorama desde aquel ángulo. -No puedo ver camino por el que llegamos-
-Tampoco recuerdo que ese templo estuviese ahí, o esta cosa- era André quien se unía a sus compañeros señalando lo que parecía ser una piedra de sacrificio montada sobre una plataforma circular.
Ya era más que claro que algo no se encontraba bien con aquel sitio, conforme los muchachos más se concentraban nuevos elementos parecían revelarse ante ellos. A la luz de aquellos extraños eventos el hasta entonces alegre reencuentro poco a poco devino en preocupación e incertidumbre, al grado incluso de hacer dudar a los mismos jóvenes sobre su actual ubicación. Mientras todos discutían los pormenores de su actual situación la dama de fuego se apartó del grupo, se le notaba seria como si tratara de seguir una pista bastante difusa oculta entre los edificios que hasta hace unas horas no existían.
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Los ojos del jaguar.
AdventureTras la muerte de sus padres, Leaf Connor, un joven de 19 años se ve obligado a rehacer su vida en Yucatán, un mítico paraje al sureste de México, alguna vez conocido como Mayab. Poco habría de imaginar que aquel viaje de vuelta a su tierra natal...