Capítulo 3: Terry

531 61 10
                                    



Ser el mayor de diez hermanos siempre había sido una gran responsabilidad para Terry Crowley Fell. De alguna forma, se sentía como si fuera su deber cuidarlos.

Su mamá, el ángel Aziraphale, era su modelo a seguir: desde que saliera del huevo lo había visto esforzarse sin fin para cuidarlo a él y a todos, a pesar de tener un cuerpo de serpiente, a pesar de que diez niños representaban una enorme carga de trabajo, y que su papá, pese a tener buenas intenciones, no era el más indicado para poner orden. Admiraba intensamente la voluntad de Zira, que había aguardado sin quejarse el momento de recuperar su cuerpo humano para poder abrazarlos y cuidar de ellos con todavía más cariño. 

Había heredado su naturaleza angelical, y estaba orgulloso de ello. Ni bien pudo convertirse en humano, invirtió su tiempo en ayudar a su mamá en las tareas de la casa, en vigilar a sus hermanitos para que no se metieran en problemas, en aprender a controlar sus poderes, todo con el fin de poder ser más y más útil. Nunca había dejado de aprender cosas, y ahora que ya era adulto y estaba estudiando una carrera humana, se sentía más cerca que nunca de cumplir su meta de ser el hijo perfecto. Responsable, profesional, listo para llenar de orgullo a su familia. 

"Después de graduarme, estudiaré otra cosa. Y trabajaré con mamá, y buscaré una pasantía en el Cielo. No puedo echarme a perder con tentaciones... tengo que ser un buen ángel".

-¡Ey, Terry! ¿Otra vez pensando en el futuro?- lo interrumpió su hermano Neil con su efusividad de siempre. 

-Algo que deberías imitar, sabes...

-¡Oh, vamos, no empieces! Ya no somos niños. No tienes que ponerte en modo guardián.

Terry sonrió levemente. Neil, un año menor que él, era el vivo retrato de Crowley en muchas cosas, y eso incluía su naturaleza traviesa de demonio. Nunca había logrado contagiarlo de seriedad, pero estaba bien, tampoco era cuestión de negarle su personalidad. Ambos se llevaban bien a pesar de sus diferencias y hasta estudiaban en la misma universidad, por lo que siempre terminaban compartiendo su tiempo libre. Allí mismo, ambos terminaron yendo a la cafetería universitaria dónde solían ir casi todos los alumnos, y se sentaron a conversar mientras aguardaban sus pedidos.

-Mamá llamó. Dice que llevas días sin pasar por casa... ¿cómo es eso, Neil? Sabes que se preocupa mucho si faltamos por demasiado tiempo.

-Ya lo sé, no lo he hecho a propósito. Es que de verdad he estado muy ocupado estudiando, porque aunque no lo creas, me tomo en serio mi carrera.

-Si tú lo dices... pero trata de llamar a mamá. No te tomaría más que unos minutos.

-Sí, sí.- Después que el camarero les hubo dejado sus cafés y donas, Terry observó por el rabillo del ojo el modo en que unas chicas los miraban y sonreían por lo bajo. Neil, ajeno a todo, solo se preocupó por comer, pero él no lo hizo y su hermano terminó por darse cuenta de su incomodidad.

-¿Qué te pasa? ¿No está bueno tu café?

-No, no es eso. Es que... esas jóvenes...

Neil volteó groseramente hacia ellas y las chicas se sonrojaron, dejando de mirar inmediatamente por vergüenza. Satisfecho, volvió a su comida mientras Terry meneaba la cabeza.

-¿Cómo pudiste hacer eso? No era necesario asustarlas de esa manera...

-Bueno, te estaban molestando, ¿o no? Ahora podrás comer en paz.

-Neil, tú... ¿tú no crees lo mismo que papá, no?

-¿Qué cosa?

-Que debería tener una novia- contestó de repente mientras revolvía su bebida con una mirada entre pensativa y abochornada.- Ya lo has oído muchas veces, parece creer que si estoy soltero, estoy echando a perder mi belleza y juventud.

-No lo sé. Somos inmortales, no es como si hubiera apuro. ¿Pero por qué te importa? Si no quieres tener novia, no la tengas. Nunca te interesó mucho lo que pensará papá de todas formas así que, ¿para qué preocuparse?

Terry lo miró fijo.- ¿A ti tampoco te preocupa estar solo?

-Yo no estoy solo. Tengo a Crepa.

El rubio miró a su hermano menor y vaciló, y al final no dijo nada. No le correspondía a él meterse en ese terreno. Suspirando, se dedicó a terminar su merienda y luego, tras poca charla, dijo:

-Debo reunirme con Eliz para completar un trabajo. Te veo luego.

-¿Así de repente? Bueno, está bien, deja pago y te acompaño a la parada del bus...

-No, no. Quiero caminar un rato solo, si no te ofendes. Hasta luego... llama a casa, y si puedes ve un día de estos para algo más que para revolotearle a Crepita.

Terry se marchó dejándolo con la palabra en la boca, una grosería rara en él pero que no pudo evitar. ¿Por qué de repente se sentía melancólico? Mientras mandaba un mensaje a su compañera, pensó que ese tema de las parejas era una gran piedra que lo separaba de su meta, algo que no percibiera antes.

"Mamá es un ángel perfecto porque tiene a papá. Su amor por él es tan grande que nos engendró a nosotros, y ahora brilla más que nunca. ¿Será que necesito amar como ellos para ser un verdadero ángel? Incluso Neil tiene ese amor en su corazón... ¿Y yo?"

Sacudió la cabeza. No podía forzarse a sentir, de modo que seguiría dejando el tema de las parejas de lado por el momento. Si un día conocía a alguien que alborotara su corazón... bueno... entonces sería diferente. Pero por el momento, tenía una carrera que sacar adelante y una vida que organizar. No debía desanimarse.

Serpientes Inefables FictoberDonde viven las historias. Descúbrelo ahora