Capítulo 25: Hastur

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Hastur despertó temprano y sintió un principio de pánico que duró varios segundos; después de girar bruscamente a su izquierda y ver a Ligur todavía dormido, se calmó y se recostó de nuevo, tocándole suavemente el brazo. Lo sintió tibio, y comprobó que su pecho subía y bajaba. 

"Está bien" pensó respirando hondamente y sonriendo con debilidad. "Está conmigo aún".

Todas las mañanas vivía el mismo sobresalto, el mismo miedo a despertar y no encontrar a Ligur a su lado. O encontrarlo muerto. Todavía no podía superar el horror de haberlo visto derretirse ante sus ojos, asesinado por el agua bendita que Crowley colocara como una trampa en su puerta. Después de eso todo había sido dolor y rabia, y ganas de vengarse de Crowley. No podía soportar que el pelirrojo continuara su vida feliz después de haber matado a Ligur, a su compañero, el mejor demonio que nunca había conocido. Cuando lady Beelzebub ordenó que lo apresaran, él se ofreció con gusto a participar. Quería verlo morir de la misma forma que Ligur había muerto. Después de descubrir que Crowley era inmune al agua bendita, la orden de lady Beelzebub de liberarlo le había resultado insoportable.

-¡Mi señora, por favor! ¡No podemos dejarlo ir así como así! Es un traidor...

-Es un peligro para todos nosotros- lo interrumpió ella tajante.- Si se queda aquí, podría iniciar una rebelión. ¡Debe irse y no regresar más! Estaremos mejor si lo dejamos en paz.

-Pero él... mató a Ligur...

-¿Y quieres que nos mate también a nosotros?- gruñó Beelzebub perdiendo la paciencia.- Si no pudimos matarlo con agua bendita, ¿qué te hace pensar que podremos derrotarlo de otro modo? Mierda... y Gabriel allá arriba con el ángel... debe haber sobrevivido también. Los dos se han convertido en una pareja demasiado poderosa. No podemos tenerlos de enemigos. ¡Ordena que lo manden de nuevo al mundo humano! Ése será su lugar de a partir de ahora.

Cumplir esa orden fue lo más duro de su vida. Después de eso, tardó mucho en superar la derrota total a manos de Crowley, a quien solía espiar para ver como seguía adelante y prosperaba. Él y su novio Aziraphale llevaban una vida asquerosamente romántica, tenían citas, eran cariñosos el uno con el otro de un modo que exaltaba su rabia. Sin embargo, terminó por desterrar esa rabia, y su propio orgullo, para abordar al pelirrojo y hacerle el reclamo que siempre había querido hacerle.

-¿Cómo te das el lujo de dormir bien después de lo que hiciste? Mataste a un compañero. Uno que era mucho mejor demonio que tú.

-Oh, no me vengas con esas- contestó Crowley mirándolo con ojos entrecerrados.- Ese día tú y Ligur iban a buscarme para llevarme ante lady Beelzebub, y que ella me castigara por la confusión con los bebés. Iban a matarme, así que no actúes como si yo fuera el monstruo. Solo me defendí.

-¡Defenderte! Tú debías responder por tu error, y nosotros solo íbamos a llevarte ante nuestra jefa para que le dieras explicaciones. ¡No compares eso a arrojarle un balde lleno de agua bendita a un compañero!

-Técnicamente yo no le arrojé nada. Fue el balde que se cayó sobre su cabeza.

-¡Eres un...!

-¡Por favor, deténganse!- exclamó Aziraphale con ojos húmedos de pena, interponiéndose entre los dos demonios.-Estoy seguro que podemos solucionar esto de forma civilizada. No es necesario hacer crecer el rencor...

-Oh, ¡los ángeles y su bondad me enferman! Escucha, pastelito, los demonios no somos civilizados. Y menos cuanto estamos furiosos. Tú novio, que a ti te lleva de paseo por el parque, a mí me quitó lo más importante de mi vida. A Ligur.

-Oh... ¿ustedes dos... eran pareja...?

Hastur se sonrojó. Nunca había usado ese término para describir la relación que lo unía a Ligur, porque consideraba a las parejas y el amor como algo propio de humanos. Pero quizás si lo habían sido. Se apoyaban el uno en el otro y no confiaban en nadie más, y se entendían como ningún otro ser podía hacerlo. Habían estado juntos siempre, desde la caída. Al llegar al Infierno, su ala derecha se había quemado por completo y la otra había quedado chamuscada. A Ligur le sucedió al revés, perdió su ala izquierda y la derecha fue la sobreviviente. Ambos aprendieron a volar juntos mientras descubrían lo duro de su nueva vida, y desarrollaron un profundo vínculo que ni en cielo habían tenido. Después de recordar todo eso, gritó de repente para sorpresa de Aziraphale y Crowley: 

-¡Sí! Éramos pareja. Éramos lo que son ustedes, pero menos cursis. Yo... ¡solo quiero recuperarlo! Y no puedo. No puedo porque éste lo mató...

Aziraphale sintió empatía por el dolor y el amor de Hastur; ante el asombro de ambos demonios, se agachó junto a él y le dijo, sereno:

-¿Qué dirías si te digo que hay una forma de recuperarlo?

-¿Qué? ¿Te burlas de mí? ¿Cómo te atreves...?

-Nunca podría burlarme de alguien enamorado- aseguró Aziraphale serio.- Lo que digo es que podemos ayudarte. 

-¿Ángel, en qué estás pensando?

-Crowley, Adam puede traer a Ligur de vuelta. Él tiene el poder. Si se lo pedimos...

"El anticristo no trajo la guerra que queríamos, pero si me devolvió a Ligur. Eso... eso es mucho más valioso para mí " admitió Hastur observando con ternura como Ligur bostezaba, pues estaba despertando.

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