Serpientes Inefables Fictober

Capítulo 30: Terrysha

(Este capítulo contiene escenas levemente explícitas entre dos personajes que son hermanos. Si no te gusta el tema del incesto, por favor no lo leas).

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Terry adoraba a todos sus hermanos por igual. Desde que tenía memoria, había procurado cuidarlos bien, ser un hermano mayor responsable y bondadoso, a quien ellos pudieran confiarle sus problemas. Con modestia podía decir que lo había logrado.

Estuvo presente para defender a Nina Luna, cuando los demás niños la empezaron a molestar porque leía libros a la hora del recreo; también se las arregló para evitar que Michael y David se metieran en problemas con los alumnos mayores, cuando una disputa de fútbol casi termina en una pelea campal entre ellos. Cuando Neil abusaba de su poder para tenerlos controlados, él lo devolvía a la realidad. En tiempos más recientes, ayudó a Lilith a no ser expulsada de la universidad cuando la descubrieron contrabandeando las respuestas de los exámenes, y acompañó a Misha a comprarse un vestido nuevo para usar en el cumpleaños de Mooninite. Sonriendo se giró a verlo con orgullo.

Misha era dos años menor que él, pero parecía adolescente. Esto se debía tanto a su baja estatura como a sus rasgos delicados, finos, a sus ojos color miel y su complexión delgada. Además, Misha había decidido vestirse como mujer. Hasta el momento había usado ropa parecida a la suya, simple y funcional, pero un día confesó a su hermana menor Crepa (y luego a los demás) que su verdadero deseo era lucir prendas femeninas y coloridas. Aquello no era realmente un problema: como hijos de un demonio y un ángel no binarios, ninguno tenía realmente un sexo, solo su apariencia. Misha podría haber transformado también su cuerpo, pero aclaró que no deseaba volverse una mujer completa, solo usar sus hermosos atuendos. Y todos lo apoyaron, en especial él.

-Soy tu hermano mayor y siempre te apoyaré- le había dicho.- Viste como quieras, Misha, porque eres libre de hacerlo. Pongas lo que te pongas seguramente te quedará genial.

Después de eso, cada tanto había echado un vistazo a su hermano para ver como andaba su vida. Mayormente iba todo bien. Claro que a veces notaba cosas: miradas indiscretas, comentarios silenciados, llantos que pretendían no existir. Terry sabía que el mundo humano era a veces muy hostil con las personas como Misha, que vestían del género opuesto al suyo. Nada le daba tanta rabia como saber que su precioso hermano era despreciado por otros, como la vez que un chico lo rechazó, o cuando una compañera suya de la universidad le habló feo. O lo último, unos días atrás, cuando un vendedor desgraciado le dijera en una tienda de vestidos que no tenían ropa de hombre. Aquella vez perdió el control por primera vez en años, dándole una lección al vendedor totalmente cegado por la ira. No comentó nada con Misha para que no reviviera el mal momento, y en cambio lo acompañó a otra tienda a comprar un nuevo vestido, beige, con un lazo hermoso a la cintura y una hebilla con flores a juego para el cabello.

-Misha está tan lindo... ¿verdad?- le comentó Aziraphale con orgullo. Terry asintió a su madre y luego lo miró, advirtiendo como bailaba con un chico demonio amigo de David.

-Está muy hermoso. Solo desearía que no se junte con esa chusma demoníaca. David debería escoger mejor a sus amistades.

-Bueno, querido, trata de no juzgarlo tan duro. Cada quien sabe con quien le gusta pasar más tiempo.

-Sí... es verdad.

-¿Y tú, cariño? ¿Por qué viniste solo al cumpleaños?

-Yo... bueno... oye, mamá, ¿aquel no es Lucifer hablándole al oído a Moonie?

-¿Qué? ¡Oh, cielos! Ahora vengo, querido.

Terry suspiró con alivio al haber eludido la pregunta de su madre, y luego volvió a mirar hacia Misha. El demonio atrevido lo había rodeado por la cintura en modo de broma, y por alguna razón aquello lo enojó más que ver al rey del infierno seduciendo a su hermana.