Capítulo 12: Crepa

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Crepa Crowley Fell, de dieciséis años recién cumplidos, era la princesa mimada de sus padres y hermanos. Había heredado casi todo de Aziraphale, y casi nada de Crowley. Por lo tanto, era la más cercana a un estado angelical perfecto de entre todos sus hermanos.

La joven era extremadamente bella, con rasgos suaves y delicados, hermosos ojos celestes, cabello que de tan rubio era plateado y caía libremente sobre sus hombros, y una figura de muñeca que envidiaba más de una chica del barrio. Desde pequeña había mostrado gran inocencia por el mundo que la rodeaba, y su madre había dedicado largas horas a explicarle como debía proteger su identidad celestial ante los seres humanos. Como cuidar de diez hijos resultaba agotador, el ángel delegó en Terry y Neil el vigilar a Crepa y ver que estuviera a salvo. Ella, como era natural, no objetó nada, y hasta se alegró de que "los mayores" le prestaran tanta atención.

-Mis hermanas nunca quieren jugar a las muñecas conmigo... ¡Pero ustedes sí! Los quiero mucho...

Si bien Terry se portaba como un buen hermano mayor, era Neil quien más tiempo le dedicaba, y Crepa terminó por acostumbrarse a tenerlo cerca. Era como si se hubieran vuelto mejores amigos y eso le encantaba, porque no tenía muchos amigos cercanos. Al crecer, su relación se hizo más estrecha ya que Neil insistía en que siempre sería su pequeña, y que mientras pudiera protegerla lo haría. 

"Neil ahora es un muchacho grande... ¡qué suerte que todavía quiera pasar tiempo conmigo! Pero aún así tengo que mostrarle que estoy bien, y que puedo hacer nuevos amigos yo sola". 

Al empezar la escuela secundaria, causó sensación y de inmediato se hizo de un grupo de amigos y admiradores: era difícil que los humanos no se vieran afectados por su aura angelical, su lindura, su amabilidad, la discreta y dulce sonrisa que parecía revitalizarlos cada mañana. Crepa vestía siempre con ropas dulces y femeninas, aumentando su encanto personal hasta límites insospechados. Ahora era habitual que saliera en grupo a divertirse después del colegio, o los fines de semana, cuando tenía más tiempo libre. El resto de la familia no pudo menos que admirar la forma en que ella había crecido como persona.

-Parece que fue ayer cuando reptaba por el jardín para juntar flores, y mírala ahora, querido... preparándose para ir a bailar. ¡Estoy tan emocionado!- le comentó Aziraphale a Crowley, con una mano en el corazón, al verla poniéndose perfume ante su tocador. Neil, sin embargo, no dejaba de mirarla con ojos entrecerrados.

-¿Y si algo le pasa en la discoteca? Es una niña. No debería salir sola de noche.

-Hijo, aprecio tu preocupación, pero recuerda que Crepa es una ángel. No es como si estuviera desprotegida.

Crepa se puso una blusa rosa estilo lolita y una falda de tres capas, más un bolerito blanco, un atuendo que ninguna otra chica podría llevar con su gracia y lindura. Se había maquillado un poco, más por insistencia de sus hermanas mayores que por deseo propio, y se había peinado con una coleta alta. Nunca había experimentado vergüenza de vestirse diferente a lo que estaba de moda, y con frecuencia agregaba nuevas prendas o accesorios a su amplio vestuario. Ahora que incluso su hermano Misha le pedía consejos sobre como vestirse, se sentía todavía más confiada y orgullosa de sí misma.

-Crepa, tu hermano Misha es lo máximo- le comentó una amiga ya en la discoteca, mientras bebían un trago de frutas sin alcohol.- ¿Qué se siente ser su mentora?

-¡Increíble! Es muy difícil tener responsabilidades cuando eres la menor de diez hermanos, pero desde que Misha me confesó que quiere lucir como yo, me siento un poco más grande. ¡Y me encanta!

-Realmente debe ser difícil mostrar independencia con tantos hermanos mayores, ¿no? Sobre todo cuando tienes a Neil cerca. ¿Sigue igual de cargoso que siempre?

-¿Cargoso? Neil no es así... es muy amable, y se preocupa por mí y me cuida.

-Lo sé, pero amiga, no me digas que a veces no se pasa un poquito. No te ha dejado tener una cita en paz en años, ¡es un hermano demasiado celoso!

Crepa no quiso admitirlo, pero puede que su amiga tuviera razón. Neil siempre estaba al pendiente de sus deseos y necesidades, la llevaba y la traía a la escuela, la acompañaba a hacer sus compras, y en buena cuenta se portaba como un perfecto hermano. Pero al mismo tiempo, era obvio que la celaba mucho, y que se las arreglaba para entorpecer todas sus citas. 

El problema era que aquello no le molestaba en lo absoluto. De hecho, le producía un intenso cosquilleo en el estómago cuando Neil aparecía y la tomaba de la mano para llevarla a casa, dejando al aturdido pretendiente fuera de combate. 

"A lo mejor soy rara por decir esto, pero... yo..."

-¿No te digo? ¡Mira allí, Neil está escondido detrás de aquella mesa!- señaló su amiga muerta de risa, dándole un suave empujoncito a Crepa.- Anda, ya que nos encontró ve y tranquilízalo. Dile que hemos venido solo nosotras a bailar y que no estamos en ninguna cita doble.

-Oh, cielos, me vio... ¡Eeey! Crepita... ¿qué...?

-Ahórrate las excusas, Neil- dijo la pequeña angelita con una leve sonrisa.- Sé que me seguiste, e imagino que fue papá quien te dijo a donde pensaba venir.

-Lo siento, princesa- contestó Neil algo abochornado, antes que ella meneara la cabeza.

-Está bien. No me molesta que hayas venido, no es como si estuviera haciendo algo que deba ser ocultado.

-¿Quieres que me vaya y te deje con tu amiga? Lo haré si me lo pides, no quiero ser un estorbo.

Crepa advirtió la mirada embobada que varias mujeres de la discoteca le dedicaban a Neil, y sintió de nuevo ese cosquilleo en el estómago que no sabía como definir. ¿Por qué a veces se sentía así de rara? No lo sabía. Lo que sí sabía era que no se quedaría sin hacer nada, y con seguridad se acercó a él y le tomó la mano, dedicándole la más dulce de sus sonrisas.

-En realidad quiero volver a casa... ¿Si le aviso a mi amiga que me voy, me llevas?

-Eh... ¿y la dejarás sola...?

-Oh, no hay problema. Su hermano mayor trabaja en la barra, él la cuidará y llevará a casa después.

-Okey... okey, princesa, entonces despídete de ella y te llevo a casa. Vine en el Bentley así que llegaremos pronto.

Crepa se estiró y lo besó en la mejilla como agradecimiento, feliz por motivos más allá de su comprensión. A lo mejor ella también era un poquito celosa de su hermano, pero estaba bien, ¿o no? En el camino de regreso, Neil se veía absolutamente dichoso.

"Siempre estaremos juntos" pensó la mimada de los Crowley Fell, encantada con aquella idea. ¿Acaso no habían estado unidos desde niños como mejores amigos? Entonces, la perspectiva de seguir uno junto al otro por siempre no era para nada molesta, al contrario. Era lo más agradable del mundo.

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