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Ha transcurrido una semana desde mi "desaparición" o "muerte". He tenido suerte de que el clima este a mi favor y de que el judío sea tan amable de traerme cosas que necesito para mi vida diaria.

Es un día soleado y estamos afuera de la casa; en la entrada jugando cartas para matar el tiempo. Kyle es muy bueno jugando y resulta interesante hacer algo diferente a escribir poesía o traer mala vibra.

El gana con cuatro ases y se muestra con una sonrisa victoriosa. Sin embargo la sonrisa luciría muy hermosa, sino fuera por el golpe tan obvio que tiene en su nariz. Debe ser reciente y podría ser ignorado, sino fuera porque siempre tiene algo nuevo que desajusta su belleza.

—Hoy estás jugando muy mal —menciono el pelirrojo.

—Kyle ¿Por qué siempre tienes golpes?

El tomo las cartas en silencio. Parece no querer responder mi pregunta porque concentra más su atención en las cartas. Sin embargo no es bueno sacar deducciones rápidas.

—No he tenido suerte con los Johnson. Debí pensar mejor las cosas antes de aceptar el intercambio.

Me mostré sorprendido. Pero eso ya lo sabía desde hace tiempo.

—No sabía que eras de intercambio —mentí.

—Sí, vivo en otro país pero quería probar cosas por mi mismo —el suspiro —. Mira lo que me llevo mi codicia.

—Pero no tienes acento.

—Es una historia larga y aburrida.

— ¿Entonces piensas regresar pronto?

El poso su mano derecha en la parte superior de su cabeza y llevo su cabello para el lado opuesto de su rostro. Aun así su cabello rebelde vuelve a su posición inicial.

—No lo sé. Y es que la verdad estoy enloqueciendo. Aunque no lo parezca los Johnson odian a los judíos y este pueblo no me gusta para nada.

—No te has encariñado con nada.

El suspiro.

—Al menos tengo amigos.

Hubo un breve silencio entre los dos. De cierto modo me siento nervioso. Si Kyle no soporta, si un día despierta y decide dar marcha atrás, entonces de inmediato se ira de South Park y al no encariñarse con nada, no volverá.

El se convertirá en un Kenny, en un Tweek o en un Cartman... eso no me gusta.

Pensativo no noto cuando él me pasa mis cartas.

—Hey, Stan ¿Qué pasa?

—Nada... solo pensaba que al tu ser de intercambio es más fácil que te olvides de todas las personas que conociste en South Park.

—Claro que no.

—Todos se olvidan de la gente, así funciona.

El se quedo callado por un instante.

— ¿Te has dado cuenta de que eres muy pesimista? —lo mire incrédulo —Mira amigo, que la estadía aquí sea un asco, no significa que dejare de hablarte ¿Ok?

— ¿Así haga algo estúpido?

—Así hagas la cosa más estúpida del mundo.

El tema quedo allí. Seguimos jugando un rato hasta que el tuvo que marcharse y me quede solo de nuevo. Fue aburrido el resto de la noche así que me fui a descansar temprano. De todas maneras necesito estar despierto temprano.

Al día siguiente el volvió más tarde de lo habitual. Parecía más serio y callado, incluso reservado por motivos desconocidos. La sutileza no es parte de mí.

— ¿Qué te paso?

—Nada —el estaba triste y enojado.

—Anda, dilo.

—Ya déjame en paz, no me pasa nada.

Insistí un buen rato, podía ver que él se molesto por mi insistencia pero algo me dice que él desea que yo insista. Después de insistir durante unos cuantos minutos el tapo su rostro y grito:

— ¡Ya no sé si pueda seguir con esto!

— ¿Qué no quieres seguir? —pregunte.

—Quiero volver con mi familia. Este lugar es horrible. Lo odio. Ya no puedo más. Solo quiero volver a casa.

Para no sentirse como un tonto tapa su rostro mientras el silencio inunda el lugar.

Sé que detrás de su manga el está llorando. Sé que es de rabia más que de tristeza o cualquier otro sentimiento. Y me pongo a pensar, con calma mientras el sol es ocultado por las nubes.

El siempre se ha quejado. Decir que hasta ahora es el detonante seria mentir, considerando que él ha venido a mí para llorar y desahogarse. Quizás el siente que a alguien le importa por lo menos en este pueblo... y es verdad.

Me acerqué a él y sin importarme su reacción, le di un abrazo. Esta es la primera vez que le doy un abrazo o que tenemos un contacto tan sentimental.

No es común que dos hombres se abracen de la nada. Pero en realidad, no sé que tanto lo necesitaba porque me correspondió el abrazo casi de inmediato, volviendo todo esto una reunión de lágrimas y consuelo.

RAVEN [STYLE] Stan X KyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora