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El día en que mi mama se volvió a casar con mi actual padrastro, ella me obligo a ir con un traje negro y una sonrisa. Yo no entendía porque ella quería casarse con alguien tan aburrido e inclusive tan desagradable que poco le importaban sus hijos; y ella me respondía:

"Yo no quiero pasar el resto de mi vida en soledad".

Yo no entendía, ella podía volver con papa y todo se solucionaría. De todas maneras podía combatir de esa manera la soledad, pero a medida que pasaba el tiempo entendía que ellos no se entendían o soportaban y que a su vez lo que pasó no podía rebobinarse, el tiempo sigue sin importar cuánto nos equivoquemos y si algo sale mal nunca se podrá revertir.

El problema está en cuantas veces se comete el mismo error para entender que debes llegar al punto correcto.

Todas las noches de discusiones con mis padres se volvieron en discusiones de mi madre con un hombre de titulo inferior ¿Qué cambiaba? Ella quería divorciarse pero ahora no era un buen momento o eso decía. Siempre pensé que era porque ella no deseaba dejarlo y era porque se aferraba al recuerdo de mi padre quien era similar a él.

—Urkk —se quejo.

No volteo a mirarlo apenas escucho su voz, mis pensamientos parecen enredarse con mis sentimientos. Me siento culpable y arrepentido.

— ¿Dónde? —Vocaliza, aturdido — ¿Stan? ¿Qué hiciste? ¿Dónde estamos?

Me estremezco y con mi mano libre la poso en mi nuca, como si sus palabras le pesaran demasiado a mi cuerpo para articular palabras. Espere un momento en silencio antes de responder. Escucho como él forcejea detrás de mí.

Fumo con mi otra mano buscando consuelo del humo para calmarme pero parece no ayudar. Intranquilo decido darle respuesta a sus dudas pero sin buscar contacto visual:

—Estamos lejos, muy lejos de South Park como querías.

—No, a esto no me refería.

—Yo... lamento lo del golpe... —aprieto mi labio con rabia. Poso mi mano que sostiene el cigarro en mi frente apoyándola —Fue un accidente.

—Jódete y déjame ir —menciono en un tono amenazante.

Tomo una bocanada de humo de mi cigarrillo. Mantengo el silencio sin saber que decir para evitar ahora su rabia contra mí. No hago nada más que fumar y pensar.

— ¿Me estas escuchando? —demando.

Pero no tenía mucho que decir ante su demanda, no tengo planeado acceder cuando el acaba de golpearse la cabeza; está confundido. Mantengo la firmeza mientras escucho como forcejea, se queja y me dice cosas horribles haciendo que todo esto sea aun más difícil de tragar.

El solo no lo entiende, yo solo quiero ayudarlo. Cometí un error pero aun no es tarde para arreglarlo, puedo demostrar que estoy allí en sus peores momentos y él en los míos.

—Debo irme —agrego a su última maldición. Me levanto y le doy una mirada rápida pero me petrifico. El muestra una mirada tan llena de rabia y odio que me hace por un momento cuestionar todo, debo bajar de nuevo la mirada —. Regresare pronto.

— ¡Espera!

Cierro la pequeña e improvisada puerta de madera. Camino por la casa que alguna vez me sirvió de refugio y en donde tanto compartimos para posterior a ello subir las escaleras viejas que rechinan y aparentan romperse pronto. Abandono el sótano, el que alguna vez baje con mis amigos y lo dejo atado de pies y manos.

Recordar su mirada resulta doloroso, incluso me arrepiento de haber volteado a mirarle, quizás era mejor solo seguir adelante y esperar a que se calmara.

Camino por el destrozado lugar, algunas partes ya tienen nieve y se ha vuelto frío. Quizás más de la cuenta. Debo traer mantas, esta noche será pesado.

Busco regresar al auto que me prestó Henrietta, fue casualidad y suerte estar cerca de su casa cuando todo ocurrió. No he tenido tiempo de nada más que de estar al lado de el así que se vuelve una sorpresa verme en el retrovisor, no estoy en mis mejores momentos, no me veo tan presentable como debería.

Arreglare eso cuando regrese a casa.

Conduzco en dirección a South Park. El camino me resulta corto, debo parar un momento a comprar un par de cosas antes de ir a casa. Además el tanque de gasolina parece estar bajo.

Me detengo en una gasolinera y mientras el tanque esta mas lleno entro a la tienda un momento. Debo buscar un par de casas simples que pueda pagar. El proceso es tan rápido que apenas y puedo escuchar la frase de la mujer que me atendió.

Regreso al auto y quito la manguera, debo pagar y por suerte calcule muy bien el tiempo. Me devuelvo, pago y como si fuera una especie de traba alguien golpea suavemente mi espalda con su codo.

—Hola Stan —menciona en un tono alegre.

— ¿Qué quieres conformista? —le pregunto agobiado.

—Quería hablar con tigo.

— ¿De qué?

—Sobre Wendy.

Mis ojos se abren de sorpresa. Por un momento me siento tímido al mirar de frente al rubio ¿Por qué demonios quiere hablar sobre eso?

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El jueves subiré el siguiente capítulo para aligerar un poco más las publicaciones.

Gracias por leer.

RAVEN [STYLE] Stan X KyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora