26

873 111 60
                                    

Me quede en silencio al lado de lo que fue ella en alguna ocasión. Sé que aquello que está escrito no tiene vuelta atrás y solo se puede ignorar o superar. Así que, solo resta esperar.

—Oye, Raven —me estruja con agresividad regando de mi mano un poco de la botella de licor que tengo en mi mano derecha. Todo para acaparar toda la atención. Volteo a mirarla — ¿Por qué esa cara larga?

—Nada en especial.

—No te habrás vuelto emo o algo similar —pregunta esta vez Michael.

—No.

— ¿Ahora estas delicado por lo de tu secuestro? —pregunta esta vez Henrietta.

—No.

— ¿Entonces porque no puedes elegir un poema para recitar?

—No lo sé... solo necesito que se callen y me dejen pensar.

Antes de siquiera poner mis ojos en el cuaderno con hojas arrugadas y desgastadas, fui interrumpido por mi propio celular. Recibía una llamada de último momento.

Me levante del suelo dejando caer el cuaderno como si no fuese relevante; y con botella en mano, me aleje de ellos mientras escuchaban punk. La habitación huele a cigarro, alcohol y café.

Conteste la llamada afuera del cuarto:

—Hola —mencione.

— ¡Stan! —se apresuró a decir — ¡Te necesito!

— ¿Por qué? ¿Qué pasa?

— ¡Te necesito, por favor! —rogó. El tono de su voz denotaba desesperación.

Algo no anda bien.

— ¿Dónde estás?

—En casa.

—Iré por ti, espera.

Sin decirles una sola palabra me marche. Deje a mis amigos tirados y Salí en búsqueda de un judío tan desesperado que incluso trasmitió el sentimiento.

Agradezco conocer bien este pueblo, se bien donde esta todo y que atajos tomar en caso de que todo se complique, como ahora.

Es un día lluvioso, todo está cubierto por niebla y es fácil caer en vías casi desoladas con unos cuantos carros que parecen conducir como dementes tras el volante. Eso me retrasa. No tanto como para exagerar pero al parecer las cosas se tornan complicadas para llegar.

Por lo general no tenía en mente pasar, tampoco tenía en mete alguna vez llamar a la casa de los Johnson, pero por Kyle haría lo que fuese.

Me adelante para tocar el interruptor de la primera reja que componía su casa. Esperaba obtener respuesta próxima pero me impacientaba cuando sentía que se demoraban en abrir. Alguien hablo sobresaltándome:

— ¿Quién es? —pregunta una voz femenina, hueca y carrasposa.

—Hola soy un amigo de Kyle Broflovski, dijo que debíamos hacer un trabajo después de clase para el martes ¿Podría verlo?

—Imposible. El ya no estudia más en la escuela superior.

¿Qué?

—Por ello no es necesario. Buen día.

La comunicación fue cortada. Pese a que intente retomarla solo fui ignorado y no me dejaron verlo.

Sabía que no sería fácil, pero no pensé que sería tan difícil.

De todas maneras era muy obvio. Que tonto.

Miro mi alrededor. La niebla es densa y cubre un gran terreno, comienzo a deambular para conocer los extremos de la propiedad con una simple y sutil idea. Podría intentar entrar.

Sin embargo entrar en propiedad ajena puede ser arriesgado, incluso complicado. Tomo la decisión de subir al árbol que es lo más cercano a la casa. Miro por encima alguna manera fiable de entrar pero recuerdo que es obsoleto. Aun si saltara desde esta posición y esquivase el alambre de púas y los cables electrificados, me recibiría un perro que esta custodiando; que ya muestra sus grandes colmillos al notar mi cercanía.

Esto me pone inquieto. No quiero lastimarlo en el peor de los casos, pese a verse agresivo no tengo intenciones de lastimar a un perro, inclusive si ese se parece mucho al que alguna vez lastimo al perro que tanto llegue a amar.

¿Y si?

Una nueva idea viene a mi mente. Podría intentarlo, podría conseguirlo aunque fuese descabellado.

Salto del árbol. Busque donde deje la botella; no fue tan lejos de mi. Retrocedo mis pasos y regreso al árbol. Es difícil trepar con una botella pero con paciencia lo consigo sin tanto ajetreo.

Mido la distancia entre el árbol y el tejado. Arrojo la botella en dirección al tejado rompiéndose en millones de trozos, el líquido salpica y baja humedeciendo todo a su paso. Sin perder tiempo tomo el encendedor y busco mis cigarrillos. Lo prendo, solo ahogo mis pulmones con una bocanada de humo y lo arrojo al tejado.

El primer intento no sale bien. El segundo parece acercarse a algo pero no logra nada, el tercero muestra señales de éxito al chocar en el tejado y como si fuera un fósforo se prende tan rápido que retrocedo de sorpresa.

Parece tomarse su tiempo al consumir la casa. Poco a poco comienza a tomar el techo en su complejidad debido a las hojas secas que no fueron removidas del techo.

Una sonrisa se dibuja en mi rostro. Ahora solo restaba esperar a que el fuego poco a poco bajase y que ellos salieran.

Una solución perfecta.

Pese al clima, el ambiente no muestra señales de desvanecer el fuego que incrementa su intensidad y baja por la madera vieja.

El fuego se extiende bajando por la cornisa tan de repente que me toma de sorpresa. Mi sonrisa decae poco a poco.

¿No planean salir? ¿Qué están haciendo porque nadie sale de allí?

Ahora la angustia es la que está presente y más cuando noto que el perro de la desesperación comienza a darle golpes a las rejas para salir. El no desea morir quemado mientras sus dueños al parecer se niegan a salir.

Aprieto mis dientes incrédulo.

¿Qué demonios les pasa a estas personas?

Salto nuevamente del árbol tropezando. Busco entrar de alguna manera a la residencia cuando me percato que el perro está cavando y decido ayudarlo. No quiero que el muera por mi culpa. Busco cavar tan rápido como puedo y el pobre perro igual intenta mover rápido la tierra, es un momento lleno de angustia.

Al final se hace un agujero por debajo de la reja. El perro se desliza como un gato pero tiene dificultades para salir así que comienza a llorar, quito la tierra de los costados para intentar ayudarlo. No me importa que él pueda tener reflejos de agresividad contra mí. El perro se deja ayudar.

Apenas prueba la libertad este sale a correr por las desoladas calles.

¿Dónde están todos hoy?

RAVEN [STYLE] Stan X KyleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora