cap 100

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El gris de la carretera dibujando su melena...

Entre la vida y la muerte se piensa tan diferente...

Y la luz se le apagó...

A los lejos oyó tantas voces, tantos sonidos, demasiada bulla. Y de pronto lo sintió...sintió el dolor lacerante...y recordó.

Intentó abrir los ojos desesperadamente pero no pudo...

- La mascarilla de oxigeno...rápido!

- Si, aquí está! –sintió como la colocaban en su rostro y se obligó a respirar.

- Respira...respira. Rápido! A la clínica más cercana! –sintió una cálida mano en su cuello-. Sus latidos están regularizándose. De todas formas necesita atención. Ha perdido demasiada sangre.

- Vamos!

Oyó como el vehículo arrancaba a velocidad espeluznante. Y aunque quiso despertar, quiso moverse y reaccionar no pudo. No podía. ¿Dónde estaba ella...?

- Cómo está su esposa?

- Hasta donde supe se divorciaron hace un tiempo. Bueno eso creí leer en los tabloides...

- No me importa su vida personal, solo quiero saber...

- Ok, ok, no te exaltes, preciosa.

- Cómo está su esposa?

- Lo que Andrew me dijo fue que se la llevaron en la primera ambulancia. Ella si estaba grave. Se llevó la peor parte.

Se le apagó la luz, tembló

y no llega la camilla, luché buscando una salida

para ir a escuchar su corazón

No, Dios! No! Tenía que ir con ella, debía estar con ella. No podía permitir que todo terminara así. Debía reaccionar...

- Dios! Por qué cada día hay gente más loca en la calle? –mirando detenidamente a su paciente y suspirando pesadamente.- No debes tener miedo, yo te cuidaré...siempre –sonriendo cálidamente.

- Gracias –dudó un momento antes de continuar pero lo hizo, no quería perder tiempo-. Después de terminar nuestro turno vamos a casa. Quiero estar contigo todo lo que resta de la noche, Alexandra.

- Claro, princesa.

Con las manos confundidas

no me mantengo en pie

no llego hasta la niña de mi vida...

El típico sonido de las sirenas le taladraba el cerebro y aumentaba su impotencia al no poder controlar su cuerpo. Intentó tranquilizarse, tomó aire e intentó abrir los ojos. La luz del vehículo la cegó momentáneamente y parpadeó para mitigar la molestia.

- Está reaccionando –dijo la rubia.

- Si –sonriendo la morena.

- Señora Jauregui me oye?

Lauren miró a la joven rubia que estaba a su derecha y asintió con los ojos.

- No se preocupe, todo está controlado. Estamos dirigiéndonos a la clínica que indica su carnet de seguro. Ellos ya la están esperando. Hemos estabilizado su estado y todo estará bien.

- Camz...

Había sido tan solo un leve susurró y ambas chicas habrían podido hacer como si no hubieran oído pero al notar la desesperación en la mirada de Lauren, se miraron con angustia y fue la morena quien le respondió amablemente.

Amarte asíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora