Ya en el exterior, la oscuridad se cierne sobre la ciudad, los días se acortan porque estamos próximos a la llegada del invierno. Todavía no dan las 19 hs y pronto se verán las estrellas.
Mike gira a la derecha ni bien salimos y toma la avenida principal, el bar donde nos esperan se encuentra a unas diez cuadras de ahí, según me ha dicho.
Estamos detenidos en un alto, cuando el habla y corta el silencio dentro del coche.
─ ¿Te quedarás en la ciudad para las festividades?
Pienso un momento antes de contestarle.
─Supongo que sí, creo que voy a aprovechar para descansar mi cabeza y hacer algunos pequeños arreglos en casa.
─Si quieres puedo darte una mano con eso.
─ ¡Oh no gracias!, yo me arreglo. ─ «dudo que hiciera algo coherente teniendo esa masa muscular rondando por ahí»
Recorremos las últimas cuadras y entramos al estacionamiento del lugar. Él sale apresurado del coche para abrirme la puerta.
─Gracias, realmente eres de otro tiempo.
─ ¿Por qué? ─me pregunta desconcertado, mientras toma mi mano y me ayuda a descender del vehículo, para luego cerrar la puerta.
─ ¿Porque solo soy caballero con una dama?
─Convengamos que algunas chicas te mirarían como un bicho raro, en estos tiempos es todo un poco más "igualitario" por llamarlo de alguna manera.
─ ¿A ti te molesta? ─me mira desconcertado.
─ No, no, al contrario, me gustan los detalles, papá tenía esas maneras con mamá y conmigo, solo que me sorprenden en ti.
─Perfecto con eso me basta.
Entramos al bar, que a esa hora esta atestado de gente y pensé « ¡guau toda la ciudad está aquí dentro! y bueno Liz ¿qué esperabas encontrar? Ilusa...» me reprendo a mí misma.
Por lo que puedo ver, sobre la derecha hay un sector de mesas, todas ocupadas, más allá un pequeño escenario y a la izquierda una barra enorme que se pierde de vista por la gente.
─Nuestro lugar está en el fondo ─anuncia y me toma de la mano para guiarme a través de la marea de cuerpos que se mueven al compás de la música.
Mientras Mike saluda aquí y allá, yo solo trato de no pisar a nadie, ni que me pisen.
Llegamos a un sector de mesas bajas rodeadas de sillones de cuero negro que se ve bastante acogedor, particularmente huyo de los lugares atestados, en otras circunstancias ya hubiese salido corriendo.
─Mike, Michael -lo llamo, pero el volumen de la música tapa mi voz y ni se percata de ello.
─ ¡Mike!, ¿cuándo llegaste desgraciado? ─grita alguien acercándose.
─ ¡Nick, te extrañe maldito perro! ─y se abrazan palmeándose con fuerza la espalda, para luego darse un golpe con el hombro y unir sus manos como en pulseada sin dejar de reír.
Nunca voy a entender esa forma de demostrarse cariño, con insultos y a los golpes, pero bue, ellos se ven por demás contentos con ello.
Entonces él me señala con un gesto y le pregunta.
─ ¿Conoces a Liz no?
Liz este es Nicholas,Nick para todos ─el me mira de arriba abajo comiéndome con los ojos, gesto que Mike no llega a ver ya que está detrás de él tomándolo por los hombros.
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POR SIEMPRE
RomancePROLOGO ¿Cuántas maneras de amar conoces? Desde preparar una comida, hasta el extremo de dar la vida por alguien más, se abre un abanico infinito de posibilidades. ¿Cuántas formas de amor conoces? Si lo piensas tienes ante ti otro abanico más. Sea...