-Capitulo 6- Mike ( parte 2 )

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Clavo los frenos haciendo chirriar los neumáticos en el asfalto y corro a la entrada de guardia del hospital, pregunto por Anthony y me dice una señorita de informes que ya avisó de mi llegada y que lo espere en la sala que está ingresando por la puerta de la derecha.
Me dirijo hacia allá y espero impaciente por noticias sobre Liz, camino, me siento, vuelvo a caminar, « ¡Dioooosssss! la incertidumbre me está matando», me siento de nuevo y recuesto la cabeza en la pared, cierro los ojos y me sumerjo en el mar cálido de los suyos recordando la última vez que nos vimos, yo estaba pasando los días de vacaciones de la universidad en casa y una noche ella vino con sus padres a cenar, iba de salida a reunirme con mis amigos y pasé por el comedor a saludar, no puedo evitar reírme cuando recuerdo su mirada, frote su cabeza alborotando su cabello como cuando éramos niños y no le causó ninguna gracia.

Lo cierto es que fue un impulso torpe al ver a aquella hermosa jovencita en que mi compañera de juegos se estaba convirtiendo y mientras salía de la casa me maldije a mí mismo por mi estupidez, no volvimos a vernos hasta hoy, sin embargo su recuerdo me acompañó siempre.

─ ¡Mike! ─la familiar voz de Tony me saca de mis pensamientos.

Me levanto tan rápido que casi tropiezo con él.

─ Lo siento, ¿Cómo está? ¿Puedo verla? ─me atropello para hablar y la cadenciosa manera de Tony trata calmarme.

─ Tranquilízate hijo, me informó la enfermera que se quedó dormida, ahora voy a verla, ya le hicimos los análisis de rutina y en breve tendremos los resultados, yo te avisaré cuando puedas entrar.

─ De acuerdo pero ¿Sabes que paso? ¿Hablaste con ella? ─hasta que no la vea sé que no voy a estar tranquilo, no sé porque me afecta de esta manera.

─Solo sé que la trajo el chofer del taxi en el que estaba yendo a su casa, él dice que la noto algo nerviosa y luego se desmayó. Debo ir Mike, te aviso para que la veas, espérame aquí.

─ Ok, aquí me quedo ─espero casi treinta minutos que se me hacen eternos, cuando Tony me avisa que ya puedo entrar.

Abro la puerta y ni me molesto en disimular mi preocupación, corro a su lado y me siento en el borde de la cama, su cara denota sorpresa al verme, lo que no logra disimular el cansancio en sus facciones. Su maquillaje está corrido, su blusa arrugada y sigue igual de hermosa. Todo mi cuerpo me pide estrecharla entre mis brazos, pero me conformo con sostener su delicada mano entre las mías.
Me pregunta como llegué y le relato mi conversación con Tony, cuando le pregunto porque se fue así y no me llamó, su respuesta me transmite más dudas que certezas, los gestos de sus manos, la mirada evasiva. Le reprocho de nuevo el llamado y resulta que tampoco ella tiene mi número, pienso y admito que soy un idiota, debería habérselo dado.

─ Lo importante es que estás bien ─le digo a medida que expulso el aire de mis pulmones y con él la tensión acumulada, extiendo la mano para acariciar su mejilla pero en el camino me arrepiento y solo acomodo su cabello en un gesto casual.

En ese momento entra Tony anunciando que ya tiene los resultados de sus análisis.

─ ¿Cómo está Tony? ─pregunto ansioso levantándome de la cama.

─ Hay un leve índice de anemia, pero puede ser debido a una mala alimentación ─nos informa a ambos y la reacción de Liz no me pasa desapercibida lo mismo que a Anthony.

Me extiende las órdenes y las leo atentamente, mientras él le explica a Liz los pasos a seguir, en eso veo que intenta bajarse de la cama y llego justo para evitar que se caiga, es lo que necesito para casi obligarla a quedarse conmigo, entre lo que dijo Tony y esto nadie va a lograr que cambie de opinión.
Salgo de la habitación con Tony para esperar a la enfermera que la ayude a prepararse para irnos a casa.

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