Precio a mi cabeza o ¿cuerpo?

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"El amor es como esconderte de alguien, pero diciéndole dónde está tu escondite" - HISTORIAS DE UN NÁUFRAGO HIPOCONDRÍACO / JOSE Á. GÓMEZ IGLESIAS.

RACHEL

Camine dentro de esta horrible casa que tanto odiaba, de hecho odio todas porque ninguna es un hogar, lo más parecido que tuve a uno fue mi departamento en Nueva York, en realidad era la vista la que me gustaba, cuando nevaba podía salir a la terraza y asomarme para ver Central Park cubierto con nieve, me imaginaba ahí con un chocolate caliente en la manos mientras él me abrazaba desde atrás y calentaba mi cuerpo con el suyo, nunca pensé que alguna vez le daría rostro a ese hombre pero ahora solo puedo pensar en el rostro de Brant, alguien dijo mi nombre mientras subía las escaleras pero ignore a todos por encerrarme en mi cuarto.

Me senté en la cama y subí las piernas para abrazarlas, que voy a hacer más bien ¿que estoy haciendo?, como un día casi perfecto puede terminar en uno tan complicado, necesito un maldito respiro, pero no puedo culpar a nadie más que a mí misma, por un lado esta Brant que por más que lo quiero "alejar" de mi por su bien hago lo contrario porque no sé a quién quiero engañar le dejo pistas por todos lados, la realidad es que no quiero que se vaya, y acostarme con él justo el día que anuncie mi compromiso no ayuda mucho y para acabarla esta Jay... no sé cómo sentirme al respecto con lo que hasta ahora ha confesado me hace pensar que en realidad no se nada de él o yo fui una ciega todo este tiempo.

-Nena abre - escuche cuando tocaban la puerta suavemente con los nudillos.

-Jay vete

-Quieres que nos vayamos al hotel?

-No!! quiero tiempo sola ¿es mucho pedir?

-Lo siento – escuche mientras se alejaba.

Estaba siendo una perra, pero es que a veces uno se cansa de pensar en los demás, di un respiro largo antes de pararme para salir, me pare de la cama y entonces vi en mi buro el cactus que Jay me regalo, cuando no estoy yo, nadie, pero absolutamente nadie puede enterar a mi cuarto, seguramente nadie lo había regado, pero seguía verde y con nuevas flores.

-Bien hecho pequeño recuerda que aquí sobrevive el que se adapta, toma tu recompensa – saqué una botella de agua de las que siempre ponían bajo mi buro y le puse un poco – veamos si sobrevivimos a la siguiente ronda.

Baje las escaleras con la actitud "perra" renovaba y sí que la iba a necesitar para sobrevivir a ese hombre, entre al comedor y vi las miradas de todo el mundo en mí no había mujeres solo eran hombres, todos se pararon para recibirme, había gente que no conozco, pero no es raro en esta casa siempre hay gente nueva, pero ahí en el fondo estaba ese tipo, camine hasta el lugar que estaba vacío entre Jay y mi padre, vi a Brant parado al fondo del salón ocultándose, aunque no creo que tardara mucho tiempo antes de que mi padre lo reconociera, dios se veía guapo, bueno más bien, el siempre se ve guapo.

-Lo siento tenía un asusto que atender, pueden continuar. 

-Cuando te vi entrar casi corriendo, pensé que lo habías pensado mejor y estabas huyendo del inútil de mi hijo – me resistía a mirarlo porque sé que es lo que quería y aun así cedi.

-No, más bien me enteré que usted estaba aquí y eso me produjo nauseas - sentí la mano de mi padre apretando mi pierna en señal de advertencia, pero también escuche a Jay reír y a otros cuantos reprimiendo la sonrisa.

-Jajaja eres única, dime una cosa ¿es cierto que accediste a casarte con el raro?  - odiaba que le dijera así.

-No pensé que fuera algo que le importara.

Enamorado de mi protegida (Completa).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora