prólogo. Una vida diferente

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  Son aproximadamente las cinco de la mañana, cuando Liz y su familia se hallan en cubierta, despidiéndose de los Sinclair. Josef y los suyos, saldrían para Ezeiza, pues su vuelo despegaba en cuatro horas, aproximadamente.
--Adiós, muchacho, cuídate y cuida de ellas tres--. Dice Josef a Frank, palmeándole la espalda.
  Claire y Liz se abrazan y Claire dice, con lágrimas en los ojos:
--Voy a extrañarte, Liz. Gracias por todo y no te preocupes, volveremos y estaremos en su boda. Yo vendré primero y te acompañaré a elegir el vestido--. Liz le sonríe y dice:
--Gracias por toda tu ayuda, Claire. No te preocupes, te esperaré para elegir el vestido y, de todos modos, estaremos en contacto, por teléfono y te mantendré al tanto de todo--.
  Hannah y Michelle, con Elleb en brazos de su abuela, se despiden y Michelle dice:
--Gracias, Hannah, querida. Gracias por… por todo--. Mrs. Sinclair toma a la niña y mientras la besa, dice:
--Nada que agradecer, Michelle. Encárgate de cuidar de tu hijo, de tu nuera y de este ángel--.
  Adam, James y Frank se abrazan. Frank los considera sus hermanos y le duele despedirse y saber que no los verá por un tiempo.
--Cuídate, pequeño Frank. Me alegra que encontraras tu media naranja en el viaje y recuerda, imbécil, que no debes dudar de ella--. Dice James.
--Adiós, Frank. Cuídate mucho y cuida de tu nueva familia. Yo volveré con Claire antes de tu boda y espero que nos lleven a conocer Tucumán—Dice Adam.
--Gracias por todo, chicos. Los voy a extrañar, pero, de todos modos, vamos a estar en contacto, para tenerlos al tanto de todo--. Dice Frank, tragando saliva.
  Hannah y Josef, se acercan a Liz y la señora dice:
--Adiós, muchacha. En este tiempo llegué a apreciarte como a una hija más y te agradezco todo lo que hiciste por Frank y lo de Londres. Claire ya me lo contó. Cuida de Frank y Michelle, solo se tienen el uno al otro--. Liz la abraza y dice:
--Gracias, Hannah. Usted y su familia pasaron a ser personas muy importantes en mi vida y por Frank y Michelle, no se preocupe, los cuidaré bien--.
  Josef tiene a Elleb en brazos. El hombre aprieta a la niña contra el pecho y llora sin vergüenza. Adora a esa criatura y le duele separarse de ella.
--Adiós, Liz. Por favor, cuida de Frank, yo lo quiero como a un hijo y te ruego que me dejes seguir en contacto con ustedes, para ver crecer a tu hija y…--. Liz, verdaderamente conmovida, abraza al señor y dice:
--Vamos, don Josef, no se ponga así. Por Frank y Michelle, no se preocupe, que yo me encargaré de ellos y en cuanto a lo de seguir en contacto, no tiene que pedirlo, por supuesto que seguiremos en contacto y los esperamos a todos para el día de nuestra boda--. Luego, James y Adam, estrechan a la joven y James dice, para aligerar aquel ambiente de tristeza:
--Chau, Liz. Cuídate mucho y cuida del pequeño Frank. En caso de que otro loco quiera robarte, no tienes más que llamarnos y nosotros vendremos, para tirarle los dientes a golpes. Gracias por todo, lo de Londres, las clases de español y el mate--. Luego, de una bolsa que tiene en la mano, saca un equipo completo de mate y se lo muestra, diciendo:
--¡Me compré uno, para llevarlo a casa! --. Liz ríe y Adam dice:
--Hasta la vista, Liz. Espero que nos llames si ocurre algo. Ten presente que, en caso de desastre, basta un mensaje y vendremos volando--. Ella sonríe y dice, englobando las dos despedidas:
--Adiós, chicos y gracias por una divertida aventura. No te preocupes, James, en Tucumán, las chicas como yo, somos invisibles y no creo que nadie quiera robarme. No se preocupen, cuidaré de Frank y los llamaré, si los celos vuelven a ponerlo tarado, así ustedes se encargan de darle una vuelta a los tornillos flojos--. Los tres ríen y se abrazan por última vez. Luego, Josef, recordando, saca un paquete y lo entrega a Liz, diciendo:
--Sé que no querías que le compre nada a la niña, pero… Bueno, aquí hay un par de juguetes y algo que espero que les sirva a todos—Luego, besa a Elleb y sube al coche, aparcado. Armando los llevará al aeropuerto, pues él va para allá.
  El personal del crucero, se despidió en la cena, pero como todos eran de la Argentina y decidieron que no desarmarían el grupo de WhatsApp, la despedida fue menos dramática.
  Cuando los Sinclair se fueron, Frank y Liz, se quedaron mirando el coche que se alejaba y él le dijo:
--¿Lista para más aventuras? --.

Oportunidades en la vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora