Unas semanas después.
Frank decidió llevar a su mujer y su hija a dar una vuelta. Luego de pedir un auto a Josef, subieron los tres y se dirigieron al "parque del milenio".
El parque modernista, estaba repleto de gente y luego de guardar el coche en una guardería, bajaron y se unieron a la multitud.
Llegaron al gran parque y Frank mostró a Elleb y describió a Liz, las imágenes que reflejaba el Cloud Gate.
Luego de mirar la fuente Crown, a la que no pudieron disfrutar del todo, a causa del intenso frío, se dirigieron a la pista de patinaje sobre hielo, donde Liz estuvo a punto de romperse un tobillo y Frank por poco arroja a un joven, quien se acercó a la muchacha y dijo, con la única intención de ayudarla:
--¿Te encuentras bien? ¡Si quieres te enseño a patinar! --.
En ese momento, llegaron Claire y Adam, quienes venían de la Wrigley Square.
--¡No mates a nadie, Frank! ¡Justin es el nuevo instructor de patinaje! --. Rio Adam, saludando a Justin y luego se llevaron a Elleb.
Frank tomó a Liz de las dos manos y comenzó a llevarla por el hielo.
--¡Relájate! ¡vamos! --. Dijo el joven, recordando su época de instructor en aquella pista.
--¡Vengo de un clima tropical, no me juzgues! --. Dijo ella, riendo, la segunda vez que terminó en la helada superficie.
--Deja relajadas las pantorrillas--. Intervino Justin, llevando a una adolescente.
--Confía en tu instructor particular--. Instó Frank, reteniéndola entre sus brazos.
Los dos jóvenes se tomaron de las manos y comenzaron a deslizarse. Esta vez, Liz consiguió relajarse y Frank le soltó la mano.
La muchacha, quien no dominaba los patines por completo, no consiguió frenar a tiempo y fue a estrellarse con Justin, que supervisaba a su alumna.
--D... D... D... Disculpa, Justin... Y... Yo...--. Dijo la joven, mientras el guapo instructor la retenía.
--Para detenerte, debes poner las puntas de los pies en ángulo--. Dijo Justin, sonriendo a la inexperta muchacha.
--¿De dónde eres? --. Preguntó, siempre con los ojos fijos en la adolescente que daba vueltas.
--Soy de Argentina. Allí no hay pistas de hielo y solo las conocía por las películas--. Dijo Liz, mientras Frank se detenía, dibujando un corazón.
--¡Lo haces muy bien! --. Dijo Justin, cuando el moreno llegó junto a ellos y tomó a su mujer de la mano.
--Gracias. Hace años trabajaba aquí--. Dijo Frank, sonriendo, mientras la adolescente se detenía para mirarlo.
--¿Nos vamos? --. Preguntó a Liz, pensando en llevarla al Lurie Garden.
Los dos se despiden del instructor y salen de la pista.
El Lurie Garden, era un gran jardín, al cual lo recorría un arroyo artificial, con senderos.
--¡Es increíble! --. Dijo Liz, suspirando, mientras su aliento se convertía en volutas de vapor.
--Pareciera que no hay nadie más--. Agregó levantando a Elleb.
Siguieron caminando, Liz, con la mano en el hombro de Frank y Elleb sujeta en la cadera.
Una joven, más o menos de la estatura de Liz, aparece, acompañada por la misma adolescente que patinaba y sin pensar, sin siquiera mirar, corre hacia Frank, da un manotazo a Liz, haciéndola soltarse del hombro del chico, se cuelga de su cuello y luego de gritar:
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Oportunidades en la vida
RandomLizbeth decidió dejar su vida atrás y aventurarse en las azules aguas del océano, en busca de algo que es casi imposible de conseguir: escapar de un pasado que le dejó profundas heridas, algunas aún sangrantes, y otras que parecían casi curadas pero...