Parte 11: Latigazos de latidos

131 17 12
                                    

11-Latigazos de latidos

**Starrk**

Si alzo la vista al cielo, puedo ver que no es azul. Frunzo el ceño al ver varias telas de colores cayendo desde las nubes hasta mí, rozando mi rostro suavemente mientras cierro los ojos y me dejo acariciar. Un intenso aroma a gardenias me hace abrir los ojos súbitamente y veo a mi objeto de deseo deslizándose por las telas boca abajo hasta llegar a donde estoy.

-Soujun...- él me sonríe tan pecaminosamente como siempre y siento como sus manos agarran mi rostro para lamerme de arriba abajo haciéndome gruñir de placer. Dios...cómo le deseo...no puedo estar más enganchado a este hombre....

- ¡Starrk!!- abro los ojos de golpe encontrándome con el rostro de Tensa a escasos milímetros del mío. Me ubico en nuestra tienda y me incorporo de mi colchón gruñendo fastidiado por la interrupción de mi sueño.

-Joder Tensa...que inoportuno eres...-

-Haz el favor de controlar "eso"- me miro hacia mi entrepierna abultada y palpitante y me cubro con la sábana ante el mohín de enfado de Tensa mientras se viste.

-¿Por qué te cabreas? Esto es natural en cualquier hombre-

-Te levantas todos los días a punto de chorrear. Estoy cansado de limpiar luego los restos que vas dejando-

-Tsk! Ya lo haré yo, no tienes que encargarte de la limpieza tú solo- me restriego el pelo mientras veo como mi hermano se viste de espaldas a mí. El silencio se hace demasiado incómodo entre nosotros, así que cojo los pantalones y la camisa para salir y vestirme fuera.

-Starrk, deberías controlarte...ese hombre te está cambiando...-

-Ya soy mayorcito para hacer lo que me plazca-

-Te estás cegando con algo imposible. Soujun no te quiere, solo juega contigo-

-Cállate. Tú no sabes nada-

-¿Qué no sé nada?? Sé lo que te hará padre cuando se entere de que te follaste a su omega ¡¡corres peligro, Starrk!!!-

-No voy a perder la batalla contra el viejo, Tensa. Ahora más que nunca, Soujun puede llegar a ser mío y nadie lo impedirá-

**Tensa**

Aprieto mi camisa contra mi pecho gruñendo rabioso. ¡¡qué cabezota es!!! Testarudo como una mula y totalmente idiotizado como un alfa enamorado. Dioses...no quiero perder a mi hermano...él no sabe de qué lo nuestro padre es capaz, me aterra de solo pensarlo...

-Tensa-dono- cuando empiezo mi labor diaria, al poco de estar en las jaulas de los animales veo a Hyo acercarse haciéndome fruncir el ceño.

-¿Qué quieres? Estoy de mal humor-

-Apenas me diriges la palabra desde que me acerqué más a ti ¿sigues molesto? -

-No, tú no tienes la culpa, es el imbécil de mi hermano. Se ha metido en un lío muy gordo y no sé cómo ayudarle-

-Yo puedo ayudarte si lo necesitas. ¿Qué le ocurre? -

-No puedo contártelo. No te ofendas, pero aún no confío en ti- Hyo me muestra una expresión dolida, pero asiente con la cabeza respetando mi decisión. Es un chico muy joven y aunque parezca serio y discreto, a fin de cuentas, trabaja para mi padre desde hace tiempo. En cuanto el viejo le extorsione, Hyo dirá lo que sea por miedo, como todos. No, no puedo arriesgarme.

-Al menos puedo ayudarte con la limpieza ¿no? - sonrío aceptando su propuesta y le paso otra pala para que me ayude. Sinceramente, aunque prefiera la soledad, la presencia de este chico no me resulta desagradable. Sí...me siento hasta seguro con él.

"La voz prohibida"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora