Parte 3: Bienvenida a los bastardos

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3-Bienvenida a los bastardos

**Tensa**

Apoyo mi frente contra la ventanilla del vagón de tren en el que viajo para ver los enormes pastos verdes que rodean los alrededores de Londres. Hay tanta naturaleza por doquier que mis ojos no pueden evitar perderse en un paisaje tan hermoso. Si todo lo que viera en este mundo tuviera ese color, realmente sería feliz.

Suspiro molesto volviendo a colocarme bien en mi asiento y miro hacia delante donde encuentro mi reflejo, aunque algo diferente ya que es un hombre mucho más alto que yo, con la cabeza apoyada en la ventana y sus ojos más cerrados que abiertos. Lleva puesto su antiguo uniforme viejo y sucio de soldado, aunque ya no le hace falta en absoluto, no hay manera de hacerle entrar en razón para que se lo quite de una maldita vez. Su melena ondulada y desaliñada como la mía, cae larga sobre sus hombros y algunos mechones cortos rozan sus marcadas mejillas llegando hasta la comisura de sus labios entreabiertos.

Yo muevo mis cortas piernas de atrás hacia delante gruñendo al no poder llegar al suelo ni de puntillas cuando a él le sobran piernas. Si tan solo fuera como él...con ese gran cuerpo, sus músculos, su virilidad...

-¿Hemos llegado?- su ronca voz me hace fruncir el ceño y miro de nuevo hacia la ventanilla viendo que estamos a punto de entrar en la estación.

-Compruébalo tú mismo- me incorporo subiéndome al banco para poder alcanzar la maleta que hay en la parte superior del techo del tren y fulmino a mi hermano con una salvaje mirada cuando se incorpora para ayudarme.

-Puedo hacerlo solo-

-Mm....si insistes...- veo como hace un aspaviento con la mano mirándome con esos ojos celestes de besugo muy diferentes a los míos pese a que los tenemos iguales. Somos...idénticos...salvo por nuestros cuerpos, él es parte de mí como yo de él...

-¿Dónde vas, Starrk?- arrastro la maleta hacia dónde está mi hermano viendo los horarios de los coches de alquiler. –No necesitamos ningún transporte, iremos andando-

-¿Estás loco? Ese maldito circo está a las afueras de la ciudad-

-No podemos malgastar más dinero ¡piensa un poco, idiota!- empiezo a caminar delante de él oyéndole gruñir y empezamos a caminar por las calles londinenses preguntando de vez en cuando a algún transeúnte para que nos guíe.

-¡Qué bien, pequeño! ¿Tu padre te va a llevar al circo?- me erizo como un gato cuando una mujer extravagante con vestido pomposo me pregunta eso al pedirle que nos ayude y Starrk se rasca la perilla murmurando.

-En realidad es mi hermano mayor-

-Oh ya veo...¿¿ha dicho mayor?-

-Vámonos Starrk, no des explicaciones innecesarias- tiro de la chaqueta de mi hermano para que siga caminando hasta que por fin llegamos a un recinto con una enorme capa blanca y roja y varias pequeñas tiendas de lonas amarillas a su alrededor. Arf...creí que no llegaríamos, estoy sudando...

-¿Estás bien, Tensa?- Starrk se inclina a mi altura para pasarme su pañuelo por el rostro y yo le hago un mohín para que me deje.

-Si pones esos morritos, no te extrañe que te confundan con un crío-

-¡Cállate! Busquemos a ese bastardo y veamos de qué humor nos recibe- camino enfurruñado viendo con disimulo las extravagantes criaturas que están cerca de nosotros haciendo diversas tareas. Unos practicando con pelotas haciendo malabares, algunas prostitutas bailarinas lavándose el cuerpo medio desnudas y sin ningún pudor ante la vista de todos y otros seres tan grotescos que me obligan a apartarme con tal de no rozarles. Dioses...este sitio es un antro de lujuria y deformidad...pero ¿Quién soy yo para hablar de eso mirándome a mí?

"La voz prohibida"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora