12-Voces de agonía
**Zangetsu**
Las voces a mi alrededor hacen que el murmullo general sea insostenible. Todos se sobresaltan cuando el juez golpea la mesa con su mazo menos yo que sigo sentado en el taburete, con medio cuerpo inclinado hacia delante y los ojos entrecerrados sin mirar a un punto fijo. Mi cerebro únicamente repite una y otra vez, como si se tratara de una película de terror, el momento en el que vi a mi omega despeñarse contra el suelo despidiéndose de mí con tanto desprecio. Yo...le maté...mi omega nunca quiso estar conmigo, porque era una muñeca comprada...un chico sin libertad al que yo obligué a ser mío...el que debería haberme dado esos hijos que ya estaban desarrollándose en su vientre y que ya jamás veré nacer...dios, Sen... ¿tan mal alfa fui? ¿tanto asco doy entre la gente? ¿no merezco...amar y ser amado? ....
- ¡Orden!!! ¡¡orden en la sala!!! Conde Coyote Zangetsu, alce la mirada hacia aquí. - hago lo que me dice el juez automáticamente, aunque veo como se horroriza al ver mis ojos negros completamente vacíos. –Ejem...después de estas semanas en prisión a la espera del juicio ¿Cómo se considera? -
-Muerto...- mi voz suena rota y ronca haciendo que el público de la sala enmudezca. Los momentos que pasé con Sen, amándole en mi lecho y en el teatro, me hacen añicos el corazón.... –Me siento...muerto por dentro, señoría...-
-Eso significa que se siente culpable por haber matado a su joven amante ¿no es cierto? - aprieto los dientes y me levanto de golpe tirando el taburete cuando el juez menciona mi relación con Sen como si hubiéramos tenido algo de lo que escondernos.
-No era mi amante ¡era mi esposo! Un precioso omega con el que iba a formar una familia hasta ese día...-
-Entonces si se suponía que eran felices y usted no le mató ¿dice que su pareja se suicidó? - todo el público empieza a gritar en la sala mientras yo noto como mi dolor de cabeza sigue aumentando. Se...suicidó...para librarse de mí....
Aprieto con fuerza mi sucia camisa dejando brevemente a la vista la cicatriz de la puñalada que me hizo Sen como venganza. Una marca que seguirá sangrando por dentro como prueba de mi delito. La cicatriz del pecado...
-Oh dios, tiene que ser una broma ¡¡¡MIREN!!!- de repente veo como la gente se amontona para ver la puerta abierta de la sala por la que acaba de entrar una figura tan brillante e impresionante que hace chillar hasta la mujer más beata. Cuando yo quiero mirar, lo hago con desgana hasta que casi se me salen los ojos de las órbitas al ver a esa persona que está avanzando por el pasillo con la mirada al frente.
Esto...no puede estar pasando. Debo estar dentro de un sueño o una alucinación, porque la persona que va hacia el estrado, es mi pequeño Sen, vestido con un kimono azul celeste con bordes negros, su cabello negro suelto sobre sus hombros, tan largo que le llega hasta los tobillos, sus ojos azules grandes y orgullosos con brillo y sus labios rojos llenos de vida. Él...está....
-Dios santo...- el juez se santigua al ver a Sen que sonríe brevemente haciéndome estremecer. –Chico...tú estabas muerto... ¿cómo es posible este milagro? -
-No soy un fantasma señoría, simplemente me di un pequeño golpe- la gente empieza a gritar de nuevo cuando Sen suelta eso con tranquilidad y por el rabillo del ojo veo cómo me está mirando.
- ¿Un pequeño golpe? ¡muchacho, te caíste desde una torre!! Hubo testigos que aseguran que tu cráneo quedó completamente destrozado ¡¡no hay médico que cure algo así! -
-Los testigos exageraron por el susto. Fui llevado a un hospital y consiguieron curar mi traumatismo, por eso he tardado en recuperarme- de nuevo el alboroto se hace más sonoro y yo siento que no puedo hablar ni mover un músculo mientras observo la delicada figura de mi pareja. Su olor...sigue siendo el mismo, no hay duda...pero no entiendo nada...yo le vi caer...oí el ruido de su cabeza al romperse, vi la sangre...
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"La voz prohibida"
Fiksi PenggemarUn tiempo oscuro, atroz, donde se mueve lo peorcito de la ciudad. Personajes con personalidades retorcidas, que buscan sobrevivir en una época trágica, donde el aprovecharse de otros y disfrutar del sufrimiento del otro es el pan de cada día. Varias...