Cáncer ( H ) x Virgo ( M ) Pt. III

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Cáncer se quedó dentro de su auto, maldijo a su amigo por lo bajo. ¿Tenía que arruinar ese momento? Cáncer comenzaba a darse cuenta de que el odio que solía sentir por la muchacha, quizá nunca existió, y eran más bien sentimientos ocultos tras una máscara de amargura.

Bajó del auto y entró a su clase de filosofía. 

Las clases llegaron a su fin. Géminis acompañó a Virgo hasta su casa. 

- Gem. Casi lo hago. - confesó la castaña.

- ¿Qué cosa? ¿Abortar? - preguntó preocupado.

- No, idiota. Casi le digo a Cáncer. Y es que... hoy por la mañana pasó por mí a mi casa, cuando llegamos a la escuela traté de decirle pero su teléfono sonó y me dio tiempo de acobardarme. Perdóname. - Espetó rápidamente la chica. Géminis cubrió su rostro con sus manos. 

- Tienes que decírselo. ¿Sabes cuántas son las miradas asesinas que tengo que esquivar día con día?  - preguntó Géminis. Virgo chistó y resopló.

- Le diré, lo prometo. Pero me tengo que ir. Tengo cita con la doctora. - Sentenció Virgo. 

- Querrás decir la abuela de tu feto. - Virgo lo miró asesina y entró a su casa despidiéndose de su amigo desde la puerta. 

Entró y subió directamente a su habitación. Se cambió y bajó las escaleras hasta la cocina para comer algo antes de salir.

- ¿A dónde vas a ir? - preguntó su madre curiosa.

- Tengo cita con la doctora. - Contestó para comenzar a devorar la ensalada frente a ella. 

- ¿Qué doctora? - preguntó su madre, Virgo tragó nerviosa.

- Cierto... Mamá, Cáncer no sabe para nada que mi hijo, es su hijo. Él piensa, que tendré un bebé con Géminis. Me ofreció una tregua en la que decidió... agendarme citas gratis con su madre, ella es doctora, ginecóloga para ser más exactas. - La madre de Virgo suspiró.

- Bien. Sabes... Me parece que ese tal Cáncer no es tan malo cómo dices que lo es. Parece un buen chico. - Virgo abrió sus labios estupefacta. 

- ¡Ma-mamá! ¡Es parte de la tregua! ¡TREGUA! - Exclamó sonrojada la chica, su madre sonrió y asintió.

- Claro, claro. Anda, termina de comer para que te vayas. - Virgo resopló nuevamente y continuó con su tarea. Una vez que terminó con su comida, se levantó de la mesa. Se despidió de su madre y caminó hacia la dirección que Cáncer le había indicado. Parecía ser una clínica, Virgo entró con nerviosismo.

La sala de espera era completamente blanca y pulcra, con sillas afelpadas de color azul marino y un escritorio de recepción. Virgo se acercó a éste último mencionado, dónde una señora con lentes colgando desde su cuello miraba el computador. Virgo carraspeó para llamar la atención de la recepcionista. 

- Buenas tardes. - Habló tímida la chica.

- Hola, ¿tienes cita? - preguntó amablemente.

- Sí, emm... con la doctora Sepúlveda. Soy Virgo Cortéz. - Espetó la morocha, la señora tras el escritorio buscó algo en su computador y miró a la muchacha.

- Ah sí, tu debes ser la novia del hijo de la doctora Sepúlveda, ¿no es así? - preguntó, Virgo se sonrojó y negó.

- Ehh... No, no, solo somos a... compañeros. - la recepcionista asintió con una sonrisa y dejó pasar a la chica.

Al entrar al pequeño cuarto, Virgo carraspeó, llamando la atención de la doctora.

- Oh, hola Virgo. - Saludó

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