Chris Evans & Steve Rogers One Shots

La misión más importante..

Steve Rogers

Advertencias: un poco emocional, mención de sexo

Observaciones: no tiene nada que ver con el universo de Marvel

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Ocurrió hace dos años, mi pequeña Amelie y yo llegabamos de su primer día de clases en primaria, ella corrió hacía la estancia y encendió el televisor mientras yo colocaba su mochila en uno de las sillas del desayunador..

Un flash informativo, Trevor Saget el periodista asignado a cubrir el conflicto en Afganistán transmitía en vivo justo cuando un escuadrón de rebeldes atacaban un campamento de soldados americanos, por desgracia para mi familia entre los heridos estaba mi esposo, corrí lo más rápido que pude hasta Amelie e intente tardíamente taparle los ojos para que no viera el deplorable estado en el que se encontraba su padre, ella soltó un grito desgarrador..

- Papaaaaaaaá!!!! - lloriqueo desesperada y después nada, sólo llanto, ni una sola palabra desde aquel día

Una vez que Steve estuvo estable, fue transferido a una casa de salud en una de las capitales europeas, en cuanto pudo se comunicó conmigo y contrario a lo que yo pensaba sólo confirmo que volvería a la línea de fuego..

Desde que lo conocí sabía de su amor por la milicia y su compromiso de servir a su patria, de hecho de no haberse enlistado jamás lo habría conocido. Yo era enfermera en el regimiento al que lo asignaron y nuestro primer encuentro se dio por que un novato le disparó en el hombro.

He perdido la cuenta del número de veces que lo atendi, a veces heridas de gravedad, otras simples rasguños, pero siempre estuve ahí para él.

Nos permitieron casarnos cuando él obtuvo el rango de capitán, nuestra luna de miel fueron dos semanas en nuevo México y de regreso a la acción en el frente de batalla. Después de dos años de matrimonio las cuentas nos fallaron y quedé embarazada, él campo de batalla no era el mejor lugar para estar en cinta y tras hablarlo con mi esposo, pedi licencia para retirarme por maternidad y volver tras los tres meses de nacimiento de mi pequeña, pero cuando llegó el momento no pude hacerlo, no podía separarme de mi hija y entonces pedí que me dieran la baja y con ello el cese de mi servicio.

Steve en cambio seguía sirviendo al país, era enviado a distintas misiones y su regreso a casa estaba marcado por la felicidad de Amelie, hasta que ocurrió aquel ataque..

Nadie pudo hacer nada por mi hija, ni los médicos, ni los psicólogos, ni los guías espirituales, Amelie había perdido el habla. Físicamente mo había razón alguna, pues sus cuerdas vocales estaban en perfecto estado. Lo de ella era un trauma psicológico por ver a su padre mal herido.

Steve llamaba con frecuencia para hacernos saber que estaba bien, y Amelie lo único que hacía era llorar, pensé que eso motivaria a mi esposo a regresar a casa pero no lo hizo..

Amelie retomó sus clases y se comunicaba sólo escribiendo, la maestra mencionaba que mi hija había decidido aislarse de todos, que trabajaba bien en clase, pero que no se hacía al grupo, que incluso comía sola.

Unos días antes de la celebración del 4 de julio, varios estudiantes fueron sorprendidos en sus aulas y en la cafetería de la escuela con la visita de sus padres que eran militares, mi hija al ver eso se emocionó y pensó que quizá podía ser de las afortunadas, pero no, Steve no vino, sin embargo su compañero y amigo de batalla el teniente Sam Wilson le entregó a mi hija una medalla de honor, él gran capitán Rogers había salvado a un pelotón de 200 hombres de manos de los rebeldes y la Casa Blanca le condecoraba con la medalla al valor.