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La semana empezó como cualquier otra. El gimnasio abrió sus puertas a las diez de la mañana y los clientes habituales no tardaron en llegar, entre ellos se encontraba Jungkook.

-- ¿Pasaste el fin de semana acompañado? -- Jin preguntó, casi en susurro, pues estábamos muy cerca del ring, lugar donde nuestro jefe seguía entrenando a Jungkook. Negué lentamente, acordándome del día pesado que tuve el día Sábado y de lo difícil que fueron las clases de canto el día Domingo. Sí, estudiaba canto un día por semana y realmente podría decir que esas clases eran mi única vía de escape ante todo rastro de realidad. -- Pues yo sí. Estoy saliendo con alguien. -- Me susurró nuevamente. Juro que casi me caigo de bruces al suelo al tratar de apoyarme en el trapeador y no encontrar una estabilidad completa. Miré a mi mejor amigo con sorpresa y el asintió con una sonrisa en el rostro. -- Tengo pareja. -- Dijo sonriente, esa sonrisa que me hacía feliz.

-- ¿Q-Quién es?

Jin sonrió aún más y se me acercó lo suficiente para decir su nombre.

-- TaeHyung me aceptó. Dijo que yo también le gustaba y que quería intentarlo.

No me afectaba ver a mi mejor amigo feliz y enamorado, tampoco era como si Jin me gustase... solo que hemos sido amigos desde hace diez años atrás, él fue mi primer amigo en cuanto llegué al nuevo orfanato en Busan, e incluso fue el que me siguió hasta aquí una vez que nos botaron por cumplir la mayoría de edad. Prácticamente habíamos sido como hermanos y pensar que él tiene a alguien más importante en su vida era como ser reemplazado y desplazado de mi lugar. Temía ser abandonado nuevamente.

Tragué grueso y creo que lo mejor fue abrazarlo y felicitarlo.

-- Gracias... -- Me susurró al alejarse.

Volvimos al trabajo y continuamos de esa forma hasta llegar la noche.

En ningún momento Jungkook se atrevió a hablarme o decirme algo. Pensé que había un amigo en él, pero al parecer no fue así.

Él gimnasio iba a cerrar sus puertas. Jin salió corriendo una vez que las horas laborales terminaron y yo solo caminé en dirección contraria para tomar el autobús que me llevaría al viejo edificio donde vivía.

Me senté en la banca del paradero y no tardé en pensar en todo lo que me estaba sucediendo, mi cabeza daba vueltas y la sujete fuertemente con mis manos una vez que me sentí más cansado que antes.

-- ¡Hey! ¿Estás bien? -- Un leve zarandeo a mi hombro moviéndose al compás de aquello fue la señal que tenía para levantar la vista.

Me encontré con Jungkook. Él parecía preocupado.

Sonreí apenas, asintiendo a pesar de que aquello no era verdad, me dolía la cabeza.

-- No pensé que tuvieras un trabajo en aquella cafetería. -- Se sentó a mi lado y yo solo me hice a un lado para darle su espacio. Él pareció no notar mi acción, por lo que lo dejó pasar.

-- Yo no pensé que tuvieras novia... -- Susurré un poco más bajo de lo común, pero de igual manera él me escuchó.

-- Oh... sí, ella es hija de un detective muy eficiente que me está ayudando en la búsqueda de mi hermano.

Miré a un lado, tratando de descifrar esas palabras, y cayendo en cuenta de que ella sí era su novia. Al parecer todos me dejaban por sus respectivas parejas.

-- ¿Desde cuándo estás solo? Me preguntó. No lo entendí al principio. -- ¿Desde cuándo eres huérfano?

En ese preciso momento sí me atreví a mirar a Jungkook.







Hermoso★ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora