Hermoso★ KookMin

36❁final.

Park JiMin.

Las flores fueron dejadas con extrema delicadeza, como si estás fueran a dañar el lugar.

Una sonrisa surcó mi rostro y no se en que momento fue que me encontré acariciándolo, como si su rostro estuviera ahí... como si él estuviera delante mío en vez de esa estúpida toca que tenía grabado su nombre, fecha de nacimiento y... de muerte.

Mi labio inferior tiembla y la sonrisa de minutos atrás desaparece, dejando solo una mueca que no expresa el mismo dolor de los primeros años, cuando aún estaba asimilando su partida.

Vuelvo a sonreír, tratando de evitar que cualquier lágrima traicionera se deslice por mis mejillas, pero ya es tarde. Estoy llorando, siempre es difícil estar delante de él, de su lápida.

Permito que mis lágrimas sigan cayendo, ahogo algunos sollozos, pero ni de esa forma el nudo en mi garganta desaparece. Siempre me dijeron que dejar partir a una persona no es fácil, pero tampoco lo crei tan complicado, mucho menos con él... Con quien creía tener un futuro próspero, donde nos tomaramos de la mano al momento de partir de esta vida.

-- No llores... -- Le escucho decir con tal facilidad que por un momento pienso que es fácil dejar de hacerlo... de llorar, sin embargo no es así.

Me recompongo de todas formas y trato de sonreír al apartarlo de mi lado.

-- ¿Dónde te habías metido? -- Pregunto con el interés propio de cualquier padre. Ella solo sonríe, mostrando sus pequeños dientes parecidos a los de un conejito, para luego encogerse de hombros y esconder su rostro en mi hombro.

Correspondo su abrazo, colocando mis brazos alrededor de su cuerpo, ese cuerpo tan propio de una niña de siete años.

-- No me gusta verte llorar. -- Susurra al alejarse. Sonrio y siento sus pequeñas manos tocar mis mejillas, tratando de eliminar cada rastro de lágrimas.

-- Ya no lloraré más. -- Digo una mentira blanca, pero al parecer ella queda satisfecha con mi respuesta. -- ¿Quieres ir por unos helados? -- Pregunto, intentando cambiar de tema. Jihee asiente de inmediato sin dejar de sonreír y no hay mejor felicidad para mí que verla de esa manera.

Me levanto y sacudo el polvo de mis rodillas, Jihee me ayuda y toma mi mano una vez que termino limpio.

-- Vámonos papi... -- Susurra. Bajo la mirada y sonrió en respuesta.

-- ¿Sabes lo bella que eres? -- Pregunto, inclinándome un poco para estar a su nivel. Ella frunce el ceño y se hace la pensativa, no dudo en reír por su expresión y ella también lo hace al momento de asentir.

-- Soy muy hermosa. -- Contesta. Asiento y tomo sus manos.

-- Eres hermosa, tan hermosa como tu otro padre. -- Y su sonrisa se ensancha al escucharme hablar de Jungkook. Jihee casi nunca había escuchado de él, mucho menos había tenido la dicha de verlo, sin embargo, con lo poco que le conté, ella pudo hacer un perfil de su otro "papi" -- Vamos por esos helados, mi amor. -- Ella estira sus brazos hacia mi y no dudo en cargarla, iniciando un interrogatorio en el que el tema central es Jungkook y es que siempre fue de esa manera. Jihee preguntaba sobre él y yo contestaba con todos los ánimos del mundo, sin importar que nos encontráramos en el cementerio o en cualquier otra parte que me recordara a él.

Toda tristeza abandona mi sistema al hablar con mi hija y al salir del cementerio, me encuentro con mi hermano y Jin, ambos están en el auto, que hace menos de un año adquirió mi mejor amigo.

Jihee no tarda en correr hacia sus dos tíos favoritos, ellos lo abrazan y miman todo lo posible.

Miro una última vez hacia el cementerio y sonrio. Definitivamente fue hermoso, tan hermoso como los momentos que viví al lado de Jungkook, aquellos que me entregaron el tesoro más preciado de toda mi vida, ese tesoro que ahora está en brazos de mi hermano y mejor amigo.

❝Aún estoy esperando, como tonto, que regreses, pero creo que eso no pasará, por lo que solo te diré lo feliz que me hiciste Jungkook, a Jihee también. Aunque no la hayas conocido, ella siempre te amará, igual o incluso más de lo que nosotros llegamos a amarnos algún momento.❞

FIN.

¡espero y les haya gustado mucho uwu, no leemos en otras historias!