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Park JiMin.

Nuevamente lo estaba viendo, allí se encontraba, luchando contra nuestro jefe y entrenador suyo. Parecía tan concentrado que hasta podía decir que en los pocos recesos que tenía, su mirada no viajaba hacia mí.

Yo, en cambio, estaba tratando de conseguir un poco de su concentración para así terminar de acomodar todas las pesas y los demás objetos del gimnasio.

Jin, por su parte, parecía aún más desconcertado que yo, pues miraba su celular con tanto anhelo que creí por un momento que tenía a alguien, sin embargo, cuando se lo pregunté, solo contestó que era para ver la hora. No se lo creí.

Jungkook seguía insistiendo en golpear el saco de boxeo; sus músculos se contraían con cada golpe que lanzaba y el instructor le clamaba que lo hiciera más fuerte, con más violencia, con más energías... con más ganas.

Tal vez, él no se ofendía por las palabras dichas de nuestro jefe, pero yo sí, Jungkook se estaba esforzando mucho, le ponía ganas, él estaba aquí desde las nueve de la mañana y se quedaba hasta cerrar el gimnasio, cosa que ninguno de los dos que estaban presentes hacia.

-- ¡Ya ponte a trabajar Park! -- Gritó nuestro jefe. Rápidamente reaccioné y me percaté de que no había trapeado el piso, pequeñas gotas de sudor lo seguían decorando y al parecer tenía que dejar todo extremadamente limpio.

Comencé a pasar el trapeador por todo el suelo y a sonreí con suficiencia al ver que las gotas de sudor iban desapareciendo.

-- ¿Park?, es un bonito apellido. -- Dijo él.

Puede que haya estado ocupado en mi mismo o que simplemente haya estado muy distraído, pero al levantar la mirada pude toparme con su rostro lleno de sudor y con esa sonrisa tan perfecta y que se asemejaba a la de un conejito que lo caracterizaba.

-- ¿N-Nunca te dije mi n-nombre? -- No era un chico que se pusiera nervioso ante cualquier cosa, pero definitivamente, Jungkook era el único que podía colocarme de esa forma.

-- Yo creo que no. -- Tomó un poco de agua, mientras algunas gotas de sudor caían por su mentón y terminaban descendiendo entre sus pectorales y abdominales. Era increíble, su cuerpo también lo era.

Traté de extender mi mano, pero ésta chocó con sus abdominales y de inmediato sentí vergüenza de lo que había hecho.

-- L-Lo siento... -- Susurré con temor a que me tomara como un depravado o enfermo.

-- Jeon JungKook. -- Ignoró mis disculpas y en cambio, sonrió más amplio, presentándose de nuevo. Aquello fue una señal de continuar y no mirar atrás.

-- Park Jimin. -- Tenía miedo de verlo, mis mejillas quemaban y podía jurar que estaban rojas.

Nos encontrábamos muy cerca, demasiado para mi gusto...

-- ¡Jungkook es hora de regresar a entrenar! ¡Park, ve a trabajar! -- El instructor gritó.

-- Bonito nombre, Jimin. -- Sus zapatillas desaparecieron de mi campo de visión y en ese momento levanté la mirada, observando como corría hacia el ring.









Hermoso★ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora