Hermoso★ KookMin

11❁

Dos días desde que no he vuelto a hablar con Jungkook.

Tengo miedo. Desde aquella noche en la que preguntó sobre mi orfandad, no he vuelto a cruzar palabras con él; aún recuerdo lo mucho que corrí para estar lejos de él y para no escuchar sus gritos, mucho menos el sonido de sus pisadas persiguiéndome.

-- ¡Oye! ¡Jimin! -- Y nuevamente andaba perdido en otro mundo. Jin se encargó de traerme a la realidad.

Lo miré y sonreí apenas.

-- Estás muy distraído, ¿algo malo sucede? -- Preguntó. Sus ojos observando con curiosidad mi rostro y su expresión como si se encontrara en estado de shock me hizo reír con sinceridad. Era algo divertido de admirar, sus ojos estaban demasiado abiertos, inclusive parecía asustado. -- Oye... ¿Qué es tan gracioso? -- Volvió a decir, estando está vez un poco más molesto.

Me detuve una vez que él frunció su ceño y también detuve los movimientos que ejercían mis manos para poder manejar el trapeador.

-- Lo siento. -- Fue mi única respuesta para luego continuar haciendo mi trabajo y olvidar ese momento tan gracioso.

Estaba caminando lejos del lugar donde se encontraba Jin, cuando este mismo me detuvo.

Habían pocas personas, por lo que detenernos a hablar o descansar no iba a ocasionar un problema en el entrenamiento de estas, sin contar que nuestro jefe estaba en estos momentos entrenando a Jungkook fuera del ring, para ser exactos, en el segundo piso del establecimiento, donde yacían las máquinas especializadas para fortalecer tu cuerpo.

-- Sé que he estado muy ocupado y prácticamente me he olvidado de ti, pero aún sigo siendo tu amigo y no tienes por qué cargar con esos problemas que podemos contarnos y tratar de solucionar. -- Jin siempre me había transmitido confianza, sinceridad y sobre todo lealtad, pero en estos momentos no quería hablar con nadie.

Sonreí nuevamente y negué.

-- Solo es el cansancio. -- Y con esas palabras me liberé de su agarre y continué trabajando hasta que terminó nuestro turno.

Jin nuevamente salió corriendo, con la excusa de que tenía que ayudar en algo a TaeHyung. Solo me despedí de él con las manos en alto y luego ya no me preocupé por hacerlo al ya no verlo.

La parada de autobuses estaba más vacía que antes y en la prisa que tenía de matar el tiempo comencé a contar los avisos que yacían adheridos al lugar en donde debería estar la información y el mapa del transporte público. Estaba demasiado concentrado en aquello que al llegar al aviso número ochenta fue que me detuve y visualicé más a fondo a aquellos pequeños que estaban abrazados y riendo.

Yo conocía esa sonrisa, la había visto alguna vez, yo estaba seguro de que conocía ese rostro; sin embargo, me ví interrumpido cuando los chillidos de una chica se hicieron paso en mis canales auditivos.

Rápidamente me dí la vuelta para encontrarme con Jungkook y su novia. Ella lo abrazaba mientras mantenía en una de sus manos un peluche de un pequeño conejito rosado.

En ese momento me sentí tan fuera de lugar... tan solo, no solamente porque no contara con la presencia de alguien a mi lado, sino también porque sentía que en verdad ya nadie estaba para mí, tal y como cuando el auto se puso en marcha y me abandonó en ese lugar.