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Jamás había pasado por mi mente el ser bisexual, mucho menos homosexual. Siempre había pensado en mujeres y en lo bonitas que eran, sin embargo nunca había tenido la oportunidad de socializar con alguna o tener el placer de experimentar una relación heterosexual. Siempre estuve tan concentrado en salir adelante, en tratar de encontrar a mi verdadera familia y de nunca abandonar a Jin, que prácticamente no tenía tiempo de sobra para ellas y tampoco creía que podría tener una relación con un hombre... con Jungkook.

Mis labios iban a impactar con los suyos, no quería cerrar mis ojos, quería observar cada una de sus facciones al juntar nuestros labios, sin embargo esto no sucedió.

Jungkook se apartó de inmediato y parecía haber visto un fantasma, pues sus iris estaban demasiado abiertos y la palidez de su rostro tampoco me entregaba confianza.

-- ¡¿Qué pretendes hacer?! -- Me gritó. Mi labio inferior comenzó a temblar, sin embargo no quería llorar, no enfrente de él. -- ¡No puedes hacer eso! ¡No puedes! -- Gritó cada vez con más fuerza y entocnes supuse que tal vez él no gustaba de hombres y que yo había confundido todo. Sí, eso era lo más razonable.

-- Y-Yo... yo pensé que...

Su expresión se suavizó al escucharme y pronto comenzó a acercarse de a poco, hasta estar nuevamente frente a mí.

Abrió lentamente la caja y ahí pude ver cinco fotos, un collar muy parecido al que él me regaló y simplemente una nota.

Sentí que esto era más personal por lo que aparté la mirada, sin embargo él acarició una de mis manos y sonrió, invitándome a ver dentro de la caja.

-- No me gustas Jimin y eso no es porque seas hombre... es porque eres mi hermano.

Mi labio dejó de temblar, mis manos también y sentí la necesidad de negarlo. Yo no podía ser su hermano, mejor dicho, yo no era su hermano.

Por pura curiosidad tomé las fotos, en estas se observaban un bebé que parecía recién nacido. Era tierno, mientras que las otras eran de otro bebé, a excepción de la última. La última era la misma que se encontraba impresa en el aviso de búsqueda que Jungkook estaba pegando la primera vez que nos conocimos.

Los niños estaban abrazados, el más alto parecía de tres años y el más bajo de solamente uno.

Traté de no llorar delante de él.

Dejé a un lado las fotos y dirigí mis manos hacia mi nuca, tardé mucho, pero logré quitarme el collar. Jungkook se sorprendió pero, yo no.

-- Lo siento. Yo no soy tu hermano. -- Susurré con mucho dolor y no porque Jungkook no fuera mi hermano, sino porque esto me recordó a mi historia. -- Yo recuerdo a mi hermano y tú no lo eres... Es mejor que le entregues esto a tu verdadero hermano, Kookie.

Recibió la cadena, pero su asombro no se detuvo ahí.

Me levanté lo más rápido que pude del sofá y salí corriendo del lugar al no poder aguantar mis lágrimas.

Me detuve en la esquina de aquel edificio y respiré con suma paciencia y tranquilidad. Mi pecho dolía y no precisamente por haber corrido sin descanso alguno por las escaleras hasta llegar al primer piso. No. Dolía porque lo estaba recordando todo, porque yo recordaba a mi hermano, recordaba su rostro, su sonrisa, esa hermosa sonrisa que siempre me dedicaba al ver que no podía hacer algo. Yo recordaba todas sus facciones, pero no su nombre.

También lo recordé a él. Recordé a mi Kookie, a ese pequeño que me acompañó mis primeros días en el orfanato de Seúl, recordé todos esos momentos que jugamos y reímos como grandes amigos. También recordé su promesa.

"Siempre te llevaré en mi corazón, ChimChim." Esas fueron sus palabras antes de que me marchara al orfanato de Busan, donde conocí a Jin.

Todo había pasado tan rápido por mi cabeza, tal y como una película. Desde la pelota por la que bajé del auto de papá y mi amistad con Jungkook.










Hermoso★ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora