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El parque de diversiones estaba lleno de muchos niños que corrían siendo perseguidos por sus padres y de muchas parejas que aprovechaban la noche y este lugar tan concurrido para divertirse y pasar una buena velada.

Por mi parte todo estaba bien, me asombraba al ver los faroles de algunas esquinas alumbrar tenuemente y dar un ambiente muy cálido al lugar. Jungkook, por su parte, me sonreía y tomaba mi mano a cada rato para así guiarme entre toda la multitud hacia el lugar al cual él quería llegar. Solo reía en respuesta y me dejaba ser, pues su tacto junto al mío se sentía bien... demasiado bien.

-- ¿En verdad quieres subir a este juego? -- Dije en tono de burla, mirando la ruleta de la fortuna dar sus últimas vueltas para que así los pasajeros bajaran. Jungkook asintió sin dudarlo y aunque parecía tener agallas eso no bastaba para subir y disfrutar el paisaje de la ciudad desde un lugar tan alto.

Todos terminaron de bajar y la fila en la que estábamos formados comenzó a avanzar. Nuestro turno llegó, entramos a una cabina y nos sentamos uno al frente del otro. Jungkook sonreía con mucha exageración y era claro que estaba tratando de transmitir algo de nerviosismo mediante ese simple gesto.

La rueda comenzó a girar y el momento en el que estábamos no podía ser más incómodo.

Me aferré al mono de peluche que Jungkook había ganado para mí en uno de esos juegos de encestar una pelota en la canasta.

-- ¿T-Te gusta la vista? -- Preguntó de la nada, llamando mi atención y obligándome a verlo. Asentí al mismo tiempo que dirigía mi vista a la ventanilla.

Jungkook se acercó un poco y sus manos se juntaron con las mías.

-- ¿Te gustan los parques de diversiones? -- Más que una pregunta parecía una afirmación sobre mis gustos.

Desvíe la mirada un poco incómodo por eso. Yo no quería arruinar el momento, pero los juegos no eran totalmente lo mío y creo que Jungkook se estaba confundiendo.

-- Sí... -- Y a pesar de todo, decidí asentir pues tenía miedo de arruinar está conexión tan especial que estaba creando con él.

No quería perder su amistad, no quería perderlo a él.

-- Lo sabía. Los parques de diversiones van con tu personalidad. -- Sonrió un poco más confiado y solo moví la cabeza en afirmación. -- Después de esto podemos ir a mi casa... quiero enseñarte algo muy importante para mí.

Su voz no sonó seductora en ningún momento y tampoco es como si eso me hubiera dado mala espina.

-- Está bien. -- Me estaba limitando a muchas cosas en estos momentos, en especial el hablar más de lo común para entrar nuevamente en confianza.

La ruleta dio unas vueltas más y luego fue nuestro turno de bajar.

El camino hacia su casa, que por cierto desconocía; fue un total silencio, a excepción del sonido de nuestras pisadas. Mis manos sostenían con fuerza el peluche que Jungkook me había regalado y creo que con cada pisada que daba me aferraba más.

El edificio al que llegamos era prácticamente de veinte pisos y se veía que solo personas acaudaladas habitaban ahí. ¿Acaso Jungkook tenía tanto dinero como para pagar sus entrenamientos y vivir en una zona como ésta?

Tomamos el ascensor una vez que estuvimos en el vestíbulo y en el piso quince descendimos.

-- Siéntete como en casa. -- Fueron sus palabras al ingresar al departamento. El lugar era muy bonito, moderno y se veía muy ordenado, a pesar de que Jungkook se pasaba todo el día en el gimnasio.

Me dejó en la sala de estar y él se marchó por el corredor, que al parecer daba a más habitaciones.

Me senté con algo de desconfianza en uno de los sillones blancos y esperé por él. Sin embargo, me sentía demasiado pequeño e incómodo en ese lugar. Yo no estaba acostumbrado más que a mi pequeño cuarto.

A los pocos minutos escuché unas pisadas y en menos de un minuto, también lo tenía frente a mí.

-- Regresé... -- Dijo con una sonrisa en su rostro, y con una caja desgastada entre sus manos, se sentó a mi lado. Me miró y dejó la caja en medio de nosotros, como esperando a que yo hiciera algo. -- Tú eres muy especial para mí, Jimin. Eres más de lo que esperaba, jamás pensé encontrar a un chico tan impecable y alegre, a pesar de todo lo que vivió... jamás pensé en encontrarte. -- Tragué grueso y mis nervios jugaron en contra, pues mis manos comenzaron a temblar y sentía mi rostro arder.

-- ¿D-De qué... estás hablando? -- Pregunté con cierto temor, recibiendo en respuesta nada más que una caricia en mi mejilla.

En ese preciso momento me deshice en un manojo de nervios, vergüenza, confusión y sobre todo... de gusto. Jungkook me gustaba.

Me acerqué de a poco, pensando que él también quería besarme. Me acerqué para sentir sus labios.











Hermoso★ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora