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-- ¡Jungkook detente! -- Mi grito se escuchó por toda la habitación, pero él no se detuvo, al contrario, siguió avanzando hasta llegar a la puerta principal. -- Detente o te juro que esto se acaba ahora mismo. -- Solo en ese momento él logró quedarse quieto y con su mano en el pomo de la puerta.

-- Ya hablamos de esto Jimin. -- Su voz gruesa y totalmente firme me llenó de escalofríos.

-- N-No quiero que vayas. -- Dije al borde del llanto.

Nuestra relación no se había dado con la naturalidad de los típicos noviazgos, jamás hubieron citas de por medio, o al menos así lo vi yo, al contrario, todo se dio con facilidad, él expresó sus sentimientos hacia mi y yo hacía él una vez que nos dimos cuenta de estos, sin embargo, todo lo que llega fácil, fácil se va. Y en estos momentos, sentía que mi relación de iba a ir así de fácil como llegó.

Jungkook había llegado a la cafetería muy feliz, su sonrisa era muy grande y yo no sabía la razón de esta, no hasta que llegamos a mi casa y él comenzó a decir que recibiría un aumento. Yo lo felicité, como cualquier otro novio lo haría, sin embargo, al preguntar el por qué de ese aumento, me salió con un viaje que haría y en el que competiría con otros chicos, que al igual que él, entrenan a diario para ese tipo de luchas. Le di contra... y aquí nos encontrábamos. Jungkook a punto de marcharse y yo, tratando de retenerlo.

-- Es mi decisión, Jimin, esto no te incumbe. -- Me siguió dando la espalda y lo agradecía mucho, pues no quería que me viera llorar.

Mi mandíbula tembló y las lágrimas seguían resbalando por mis mejillas.

-- Entonces vete. -- Juro que no quería decirlo, pero muchas veces el rencor es el que habla por nosotros.

Jungkook no dijo nada después de escucharme, solo me hizo caso y se marchó.










Cuanto hubiera dado por repetir ese día y seguirlo, por gritarle a mitad de la calle que lo amaba.








Hermoso★ KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora