~CAPÍTULO TRES~

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DIOS GRIEGO

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Los guardias esta vez habían sido más amables al ponerme las esposas, me habían sacado del calabozo, pero me llevaron por otro pasillo, podía ver algunos cuadros, a pesar de que había ventanas que a mi parecer eran lo suficientemente grandes como para que algún prisionero pudiera escapar, estaba todas cerradas, vi algunas cámaras, estaba tan acostumbrada a mirar a mi alrededor para saber la forma en escapar.

Llegamos a una enormes puertas de metal, estas fueron abiertas lentamente, ya que eran muy pesadas, me jalaron y entramos, por primera vez en toda mi vida me siento rara, tengo un presentimiento de que algo pasará, "¿y cómo no?, estas por morir", mi conciencia tiene razón, estoy por morir, entramos y era una especia de arena, como las que se usaban hace años en Roma, o tambie como las de Harry poter, cuando tiene el recuerdo del director ese donde ve cuando están juzgando a un prisionero, ¿lo recuerdan?, bueno era así, no recuerdo el nombre, hace mucho que vi esa película.

Me dejaron en medio del lugar, había muchas personas, todos me miraban, eso era incómodo, de todos los presentes sólo reconocí al señor Mario, este me miraba atento, se escucho un ruido y todos se levantaron, unas puertas a abrieron, y de estas salió.....Oh por Dios, era un chico guapo, parece un Dios griego, este me miro por un largo tiempo, nuestras miradas no se despegaba, su rostro mostraba asombró y enojó, se sentó en una enorme silla, era como un trono.

–Empezemos– dice y su voz hace que mi cuerpo tiemble.

–La culpable se presentó con un arma, la cual disparó poniendo a todos en riesgo, por suerte los guardias lograron desarmarla– explica uno

–¿Lastimó a algún más?-–negaron. –bien....

–¿Podría hacer una preguntan?, claro si usted me lo permite señor– dice Mario, este asiente. –¿Por qué hizo aquello?—

—Porqué no podía permitir que dañaran a personas inocentes— dije normal.

–¿Quiénes?— dice el chico Dios griego, mi piel se herizo.

—Eso es difícil de contestar– digo

–¿Cuál es la razón por la que histe eso?– dice otro hombre lo miro

–Ya lo dije, no quería que dañaran a inocentes— digo de nuevo. —piensen bien sus preguntas— el chico Dios griego gruño

–No nos faltes a respetó, ahora contesta, ¿quién más estaba en esto?– me quedo callada aguantando su mirada. —¡Contesta!–  grita, pero no me asusta, bueno un poco.

–¿Estas sordo?, ya les dije, no puedo contestar eso– contesto algo brusco

–¿Por qué?— dice molesto.

–mm, porqué no quiero contestar— este se levanta enojado.

—Recibirá un castigo, hasta que quiera hablar estará encerrada sin comer— dice.

Me esposan de nuevo, los guardias me jalan pero les doy un golpe y caen desmayados, miro al señor Mario y grito.

—¡Mario tengan cuidado, no permitan que entren a su hogar, tiene que estar atentos a todo, ellos harán todo por entrar, por favor cuidense– es lo último que digo antes de que me den un golpe y caiga inconsiente.

(.......)

Llevo una puta semana, desde que me dieron ese golpe he tenido otras juicios, si se podían llamar así, lo que se me hace raro es que no me hayan metido a el interrogatorio, eso es extraño, pero al igual aún tengo el estúpido "castigo" de no comer nada, me muero de hambre, y aun que no he tomado mi medicina y así que no puedo comer, pero como es un castigo pues ni modo, no he comido nada desde hace casi una semana y un día, miro por la ventana, la luna brilla, es mi única compañía.

♤ Reina Luna ♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora