9: Fog

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Desde aquella conversación en su habitación, los días parecieron pasar en cámara rápida. Y cuando Jimin quiso acordar y de forma muy orgánica, su lazo con Jungkook se había vuelto más fuerte. Eran bastante cercanos para ser que se conocían hacía poco más de un mes. Tal vez se debía a la intensa curiosidad que todo lo que tenía que ver con el entorno del vampiro generaba en él; quería saber más, quería saberlo todo.
Curiosidad que lo había llevado a la situación actual:

—Okay —empezó a hablar Jimin, nervioso a más no poder (cosa que se reflejaba en su inquieto y tenso andar)—, admito que cuando dijiste "te mostraré más de mi mundo, para que me conozcas mejor", me pareció una grandísima idea... pero ahora...

—Solo es Tae... —intentó tranquilizarle Jungkook.

—Sí, solo es un completo desconocido que tiene alas y chupa sangre desde que nació...

—Tonto, todo va a estar bien —le habló calmado, tomándole la mano.

—¡Perfecto! —exclamó el menor— Eso es exactamente lo que le dicen a la gente en las series, veinte minutos antes de que todo salga terriblemente mal y MUERAN TRÁGICAMENTE.

El pelinegro rió.

—Pero esto no es una serie, es la vida real —afirmó.

—Y eso es exactamente lo que dicen en los libros. Estoy frito.

La noche no era estrellada, una espesa neblina les impedía ver mucho más de dos metros a la redonda y el ambiente era húmedo. El césped estaba bañado en sereno, por lo que el olor a barro y pasto mojado inundaba sus narinas.

El tacto de la mano de Jungkook sobre la suya era helado, pero Jimin ya se había acostumbrado. De alguna forma, le brindaba cierta seguridad.

Gracias a la oscuridad del entorno, sus pupilas estaban dilatadas y todos sus sentidos mucho más alerta.

Habían caminado por más de veinte minutos, Jimin empezaba a replantearse qué tan buena idea había sido escaparse con Jungkook por la madrugada. Habían cruzado el lago que se veía desde la casa e incluso el monte, estaban muy lejos.

—Así que no exagerabas cuando dijiste que vives en el medio de la nada... —habló Jimin, intentando agudizar aún más la vista y distinguir algo a su alrededor.

—Ya falta poco —aseguró entre risas.

Tal y como el pelinegro lo había dicho, se empezaban a apreciar varios focos de luz a la distancia.

—¿Es hacia allá? —preguntó el menor, a lo que JungKook asintió— Wow, debe ser una casa grande.

—No en realidad, esos son solo faroles para poder encontrar la casa en la noche.

Jimin intentaba grabar en su cerebro todas sus sensaciones. Al fin y al cabo, se había tomado el año sabático para poder conseguir un propósito, inspiración. Y todo esto, quiera o no, era buen material para escribir. Se sentía como si fuese el personaje principal de alguno de sus relatos de suspenso.

Ya estaban bastante cerca, incluso podía ver la fachada de la casa. Era de dos pisos, nada muy elegante, hecha de ladrillo. La puerta era bastante normal y las pocas ventanas que habían estaban tapadas con tablones de madera, excepto por una en la planta baja que tenía cortinas. Veía una gran chimenea de la que no salía humo y las luces encendidas en el interior.

Cuando todo parecía estar tranquilo, cuando por fin comenzaba a sentirse seguro, escuchó un crujido: alguien o algo había pisado una rama, justo a sus espaldas.

Se quedó paralizado.

—¿Sucede algo? —preguntó el mayor al notar que Jimin no se movía.

—Escuché algo —dijo en un susurro, sin soltar la mano del vampiro en ningún momento.

Tanofobia ☀ [KookMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora