Lo cierto es que Jungkook estaba preparando café, por eso cuando Jimin entró a la casa sintió ese característico y amargo aroma abrazándolo.
Se había creado un silencio extraño. TaeHyung estaba dormido en su habitación, así que habría completo silencio si no fuera por la cafetera.
Jimin no esperaba que su reencuentro con el vampiro fuese así, esperaba al menos poder expresarse. Pero es que al parecer se había olvidado de lo que aquel ser ocasionaba en él. Y no sabía si era su figura o su aura arcana, pero el simple hecho de verlo de pie le fascinaba. Le fascinaba y lo atontaba.
—Dime... ¿Has trabajado en tu libro? —le preguntó Jungkook de espaldas, rompiendo al fin el hielo, al tiempo que servía el café.
—Sí, estoy quedando bastante contento con el resultado —decía Jimin mientras se acercaba al pelinegro. Dejó su mochila en el suelo y se sentó en la mesada de la cocina—. ¿Qué puedo decir? Ustedes son un buen material para escribir.
Jungkook rió al escuchar su respuesta. Volteó a ver a Jimin por unos segundos, sonriente, y eso fue lo único que este necesitó para volver a sentirse en confianza. Eran pocas las veces que el castaño era capaz de ver esa alegre sonrisa, así que atesoraba cada una de ellas.
—En serio, no puedo creer que Yang haya conocido a más vampiros —habló el mayor mientras le entregaba una taza de café a Jimin—. Es decir, sí noté que cuando fuimos a tu casa nos miró raro, solo no pensé que fuera porque supiera. ¿Entiendes?
Jimin suspiró profundo y, luego de tomar un buen trago de café, se armó de valor.
—¿Vamos a seguir pretendiendo que no estuvimos más de una semana sin hablarnos ni dos palabras? —soltó de imprevisto, tomando a Jungkook desprevenido.
Notó el nerviosismo en el cuerpo del más alto, notó que tenía intenciones de hablar pero no le salían las palabras.
—Yo no quise dejarte de hablar... —dijo como pudo, rascándose la nuca— Solo que...
—¿Solo que sería muy peligroso para nosotros si seguimos en contacto? —intentó adivinar Jimin. Pronunciar esas palabras le dolía, y por la forma en la que Jungkook lo miró a los ojos pudo deducir que también le era doloroso.
—Eso suena muy TaeHyung —intentó bromear, pero su voz tenía cierto deje de tristeza.
Entonces Jimin desvió la mirada, pues había recordado todo lo que había hablado con él y recordó el estado en el que se encontraba cuando lo llamó.
—Tenemos que hablar, Jungkook —afirmó.
Él chasqueó la lengua. Por el tono del menor, sabía que no sería una de sus conversaciones más amenas. Pero no podían dejar las cosas como estaban, no era sano.
—Está bien —asintió JungKook sin más—, sígueme.
Se dirigían a la habitación de Jungkook, en el segundo piso. Quedaba justo al lado de la habitación de TaeHyung, pero no sería ningún problema ya que despertarlo antes del atardecer era una tarea complicada.
La habitación del pelinegro era más grande que la de Jimin, pero también más oscura. No había ni una ventana hacia el exterior y la única luz que entraba era la del corredor, eso lo convertía en un lugar seguro para permanecer durante el día. La cama de Jungkook también era más grande que la de él, y a la vez se notaba que era más antigua. De alguna forma le alegraba que el mito de los ataúdes sea mentira, cosa que le había dado vergüenza preguntar antes.
Ahora Jimin se encontraba sentado en la cama, abrazado a sus piernas, y Jungkook estaba frente a él, pero sentado en el suelo. Era como un deja vu.
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Tanofobia ☀ [KookMin]
أدب الهواة[Miedo irracional al Sol] Su tez era aún más blanca que el resplandor de las estrellas, y su verdad tan oscura y profunda como el cielo nocturno.