Capítulo 13

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-¿Qué haces?-Cheng se acercó a Yato, el mayor miraba su celular con una sonrisa juguetona mientras que estaba recostado en la puerta de la habitación que compartían.

-vine buscando cobre y encontré oro-miro al pelinegro menor con una enorme sonrisa.

-no quiero preguntar-confeso.

-¿Qué crees que me de Akio por una foto de su hijo besándose con Goenji Tsubasa?-le mostro la foto al otro.

-tiene buena calidad, posiblemente te de un país entero-Yato agrando su sonrisa.

-¿es lo que tu pedirías?-pregunto mirando fijamente a Cheng.

-no, yo pediría vacaciones-Yato río.

-la tienes difícil, eh-los dos se quedaron por varios segundos en silencio, solo mirándose.

-¿Qué fue eso?-Cheng deshizo el contacto visual ante un fuerte ruido.

-debe ser Tsuba-chan matando a Kuro-volvió a reír, ganándose la atenta mirada del menor, acto que hizo volver el muy cómodo silencio entre ellos.

Pero otra vez no duro, Yato tuvo que quitarse de la puerta al sentir un fuerte golpe, la puerta se abrió dejando ver a Kuro y Tsubasa discutiendo, no estaban gritando, hablaban con un tono normal y calmado, pero en sus miradas se veía la molestia y disgusto, los mayores iban a interferir, pero lo que oyeron los dejo mudos y sin poder moverse.

-¿estás feliz?-Tsubasa se quedó frio y las lágrimas empezaban a salir sin control-jamás pensé que alguien podía cambiar lo que sentía por Sora, cuando él me rechazo me sentí como basura, me dije que no volvería a sentir amor por un amigo, pero luego llegaste tú a mi casa en la semana que no quise ir a la escuela por lo mal que me sentía, aguantaste mis caprichos, me golpeaste aunque estuviera enfermo y sonreíste, ¿Por qué mierda tenías que sonreír?, si tú me culpas por enamorarte, pues yo te culpo por salvarme y enamorarme y eso es peor-Kuro sabía que Yato y Cheng los miraban, sabía que Tsubasa estaba llorando, sabía que en ese momento estaba demostrando debilidad, pero le importo una mierda, no iba dejar de hablar.

Después del beso, Tsubasa lo golpeo cuando se separaron, le tiro todo lo que encontró a su paso, Kuro dejo que se desahogara, el peliplata sacó todo el dolor que sentía su corazón, él simplemente se sentía poca cosa, en su cabeza estaba la idea de que él no era nadie para poder interesarle a Fudo Kuro, ese chico que puede ser tu peor pesadilla como tú salvador, era mandón, vengativo y manipulador, podía jugar fácilmente con las personas e importarle poco, pero si alguien te lastimaba no dudaba para devolverle tu dolor, ese era Kuro, por lo que Tsubasa no podía creer que el castaño sintiera algo por él, estaba seguro que ese beso solo era para molestarlo, por lo que dolía, pensar en Kuro burlándose de sus sentimientos era lo que más dolía.

Pero ahora estaba delante suyo, siendo sincero y confesándole el como se sentía, con una expresión seria, sin muestra de burla o malicia, Kuro se estaba abriendo delante de él, sin importarle nada más.

-lo siento si te lastime, estaba seguro que tú no sentías nada por mí, siempre fuiste atento y malo conmigo, creo que soy un poco masoquista-Tsubasa no pudo evitar reír, Cheng se tuvo que llevar a Yato al ver por dónde iba la cosa, aunque tuvo que luchar con el chismoso mayor, lo logro, dejando al par solos.

-has sido un gran amigo desde niños, no sé cuándo todo cambió, pero tengo miedo y eso no me gusta-Tsubasa trataba de calmar su corazón y sus lágrimas, pero ver la sonrisa de Kuro no lo estaba ayudando.

-si no paras te comeré-Tsubasa iba a renegar, pero Kuro lo cayó con un beso, esta vez sujeto con delicadeza el rostro del más bajo.

Tsubasa no tuvo de otra que calmarse, pues ahora solo se podía concentrar en los expertos labios de Kuro, se maldijo mentalmente por no haber confesado todo antes, los labios demandantes y llenos de gozo del castaño lo estaban volviendo irracional y con Fudo Kuro se debe ser racional, pero se lo estaba dejando difícil, solo podía dejarse llevar mientras que Kuro lo pegaba cada vez más a su cuerpo, sus manos habían dejado su rostro para bajar a su cintura y trasero, no pudo enojarse, aunque quiso golpearlo, pero como se dijo segundos antes, estaba perdiendo toda la razón que lo protegía del pervertido que tenía devorando su boca.

Conviviendo Con Famosos: Una vida de PadresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora