Capítulo 12

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Todos miraron a Juan. Estaban asombrados. Si bien era un hombre hosco, siempre evitaba las manifestaciones violentas. Nunca lo habían visto alzarle la mano a nadie, pero de un momento a otro se había convertido en un asesino.

Él tampoco podía creer lo ocurrido, sin embargo, no estaba arrepentido. Si no hubiera intervenido ahora estarían lamentado algo peor, al menos él sí estaría desolado.

-¡¿Qué sucedió aquí?! -gritó de pronto el capitán, abriéndose paso entre los hombres.

-Griffin mató a Rob -respondieron varios a la vez.

-Fue en defensa propia -repuso otro.

-Otra vez preguntó: ¿qué pasó aquí?

-Querían abusar de la señora Bellamy -respondió Juan.

-¿Y qué hacía ella en cubierta?

-Yo la envié a buscar agua para limpiar la sangre -respondió Paddy, detrás del capitán.

Después de recorrer el entorno con su mirada se detuvo en Violet y le hizo un gesto para que lo siguiera.

Sujetando su blusa que había perdido todos los botones en el frontis, y con el rostro rojo por la vergüenza y la angustia, hizo lo que el capitán ordenaba. Sus hijos fueron detrás de ella pues al menos Tyler no permitiría que su madre se enfrentara sola al capitán.

Después de ofrecerle un vaso de brandy, Mc Coy cruzó los brazos y la miró con una mezcla de ira y lástima por la decisión que acababa de tomar.

-Deberán abandonar el barco en Cabo Verde. -Fue la lapidaria declaración del capitán.

-¿Qué quiere decir? -Lo interrogó Violet con ojos llorosos-. ¿No nos llevará hasta Australia? ¿Y dónde queda Cabo Verde?

-Son unas islas que están frente a África. Allí recalan muchos barcos, podrán subirse a uno de pasajeros que los lleve a Australia.

-¡¿Por qué no nos quiere?! -preguntó airado Tyler -¡¿Qué mal le hicimos?!

-No se trata de eso, muchacho. Lo que ocurrió hoy volverá a pasar, una y otra vez. Creéme que esto que hago es por el bien de ella, y de ustedes. Estaremos en el mar bastante tiempo. Todavía no llevamos tres meses en el mar y han ocurrido varios eventos desafortunados desde que ustedes embarcaron.

Con lo poco que Violet conocía a Mc Coy, sabía que este no cambiaría de parecer, por lo que tomó a sus hijos de la mano y salieron de la cabina del capitán.

-¿Por qué les dijo eso, capitán? Usted sabe que a Cabo Verde no entran barcos de pasajeros, allí solo encontrará balleneros y piratas.

-Ya no será mi problema, Griffin.

-Usted dijo que ella le recuerda a su hija...

-Por eso mismo la quiero lo más lejos posible.

-Usted no tiene corazón.

-Si tanto te preocupa, quédate con ella.

-Quizás lo haga.

El primer oficial salió dando un portazo. Claro que se bajaría con Violet en Cabo Verde. No pensaba dejarla a ella y a los niños en un lugar en el que solo encontrarían gente de dudosa reputación.

Violet estaba devastada. No fue capaz ni siquiera de presentarse en la cocina. Se recostó sobre el pequeño lecho e instruyó a los niños para que informaran que estaba enferma por si alguien preguntaba por ella. Durante todo el resto del día se quedó encerrada, autorizó a los niños para que fueran a comer, pero ella no quiso probar bocado. Era imposible, nada traspasaría su garganta. A la hora de la cena alguien vino a golpear su puerta.

Tempestades del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora