Capítulo 11

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PDV LOUIS.

Habían pasado tres días desde que vi a Harry por última vez.
Le mensajeé un par de veces, pero no obtuve respuesta alguna.
Definitivamente, ese chico era bipolar.
Y con respecto a Mark las cosas estaban bien. Sí que es verdad que había situaciones incómodas, como por ejemplo cuando le pillaba mirándome fijamente, como estaba pasando ahora.
Disimulo saliendo de la barra y dirigiéndome a la mesa de Patrick, el cual debía de estar esperando a alguien.
- Buenas noches, señor Styles.
- ¿Qué tal Louis?- pregunta sonriéndome.
- Bien. Deseando terminar ya mi jornada- respondo haciendo una mueca- ¿Harry se encuentra bien? llevo días sin saber nada de él.
- Lleva unos días extraño. Tampoco ha hablado mucho con nosotros- dice encogiéndose de hombros.
Asiento, lamiendo mis labios.
- ¿Le traigo lo de siempre?
- Supongo que entonces no te habrá comentado nada sobre la cena de mañana- comenta ignorando mi pregunta.
- ¿Mañana?- digo extrañado.
- Sí. Tengo una reunión importante con un socio y amigo de la familia. Me gustaría que estuvieses allí con Harry. Ellos llevarán a su hija con su pareja.
- Claro, contad conmigo- respondo sonriendo.
- Perfecto- sonríe.
Me doy la vuelta para dirigirme hacia la barra de nuevo, encontrándome una vez más con la mirada de Mark sobre mí, esta vez con el ceño fruncido.
- ¿Te ocurre algo?- digo posicionándome a su lado, preparando la bebida de Patrick.
- Es solo que no me acostumbro viendo cómo te codeas con esa gente.
Le miro, incrédulo ante sus palabras.
- No sé a cuánta gente ves ahí, yo solo veo al señor Styles, al cual conozco desde hace muchísimo tiempo- digo un poco enfadado- de todas formas, no eres quien para opinar sobre con quien hablo o dejo de hablar- escupo, colocando el vaso de Whisky en la bandeja.
- ¿No soy quién? Soy tu mejor amigo por si no te has dado cuenta.
- Pareces cualquier persona menos eso- finalizo saliendo de ese pequeño espacio, dirigiéndome hacia Patrick, el cual hablaba por teléfono.

PDV HARRY.

- Harry- me llama mi padre desde el salón.
Salgo de la cocina con mi plátano ya pelado, mirándole.
- ¿Qué pasa?
- El otro día creo recordar que te dije que le dijeses a Louis acerca de la cena de hoy.
- Lo hice- digo encogiéndome de hombros- pero trabaja.
- Es curioso que trabaje el día que tiene libre- dice cruzándose de brazos- pero es más curioso todavía que se lo comentase ayer y no supiese nada.
- ¿Le viste?
- La pregunta no es esa. ¿A qué viene esa mentira?
- Simplemente pensé que no querría venir- digo dando un mordisco a mi plátano.
- Pues deja de pensar- dice levantándose- no sé qué te ocurre y a estas alturas no sé si quiero saberlo. Tan solo haz las cosas que te dicen por una vez.
- Vale sí lo siento- digo dando otro mordisco.
- Llámale y pregúntale si tiene algo que hacer.
- ¿Por qué?- pregunto frunciendo el ceño.
- Le acompañarás a comprarse un traje para esta noche.
- ¿Cómo? ¿Por qué tengo que ir con él? Puede hacerlo solito.
- Harry- gruñe mi padre en señal de advertencia.
Ruedo los ojos, metiéndome el ultimo trozo de plátano en la boca y alejándome de mi padre, marcando a Louis.
- ¿Harry?
- Hola Louis.
- ¿Está todo bien?
- ¿Tienes algo que hacer ahora?- le digo cambiando de tema.
- Ah… no, ¿Por qué?
- Perfecto. En quince minutos paso a recogerte- finalizo colgando la llamada.
Paso mis manos por mi pelo, frustrado. No sé si estoy listo para verle de nuevo.

***

Llamo al timbre, metiendo mis manos en los bolsillos traseros de mis pantalones.
Oigo a alguien acercarse, abriendo la puerta.
- Hola- saluda una señora de pelo castaño y ojos azules.
- Buenos días. ¿Se encuentra Louis?- pregunto sonriendo.
- Sí claro, un momento- dice seria, alejándose.
No le caigo bien. Genial.
Me quedo en el marco de la puerta, ya que sospecho que no sería del agrado de su madre que entrase.
Observo a Louis salir sonriente de la que debía de ser su habitación, dándole un beso en la mejilla a su madre y saliendo a mi encuentro.
- ¡Hola!- exclama dándome un abrazo- disimula- susurra en mi oído.
Observo por encima de su hombro, encontrándome la mirada de su madre.
Rodeo su cintura por unos segundos, separándome de él.
Louis cierra la puerta y nos metemos en el coche.
- ¿Tus padres no saben nada?
- No- responde negando con la cabeza- si ya de por sí mi madre no está muy convencida imagínate si supiese la verdad.
- ¿Por qué no le caigo bien?
- Ella, a diferencia de mi padre, está atenta a todas las polémicas y lee todas esas revistas donde sales protagonizando algo.
- Oh- comento sin despegar mi mirada de la carretera.
- ¿Qué te pasó estos días? No contestaste mis mensajes y llamadas.
- No me encontraba bien- respondo mordiendo mi labio interiormente.
- ¿Algo grave?- pregunta mirándome.
- No- respondo sonriéndole, ya que no estaba acostumbrado a que alguien se preocupase así por mí. Bueno, excepto Steph.
Por el resto del camino Louis me habla de estos días en el trabajo.
No me aburre oírle hablar sin parar, al contrario, me gusta.
Me gusta que tenga esa confianza de contarme cualquier cosa, aunque sea sin importancia, como si fuese lo más importante del mundo para él.
Después de veinte minutos llegamos al centro comercial.
- ¿Qué tipo de traje tiene que ser?- pregunta ojeando todos los que teníamos alrededor.
- Sencillo pero elegante- digo cargando uno azul- este.
- ¿Azul?- comenta frunciendo el ceño.
- Venga pruébatelo- digo poniéndolo sobre su pecho y empujándole dentro del probador.
Me siento sacando el teléfono y mensajeando a Steph.
Mas de cinco minutos pasan y Louis no salía.
- ¿Lo tienes ya?- digo acercándome a la cortina.
Ésta se abre, sobresaltándome.
El ojiazul se encontraba con la misma ropa y el traje en su brazo.
- Ya me lo probé. Me quedo con este- dice dirigiéndose a la caja.
- Pensaba que me mostrarías como te queda- me quejo yendo tras él.
- Esta noche lo verás- dice guiñándome un ojo, haciendo que rodase los ojos.
Después de comprar el traje damos una vuelta por los alrededores, tomando un refresco para después llevar a Louis a su casa y concretando la hora a la que pasaría a por él.
- Creía que cenaríamos en tu casa. Tu padre me dijo que los socios eran amigos de la familia- dice introduciendo la llave en la cerradura.
- Mi padre nunca negocia en casa.
- Eso está bien. Así no mezcla lo privado con lo público.
- Siempre termina mezclándose- respondo encogiéndome de hombros.
- Bueno- dice entrando a su casa- nos vemos esta noche.
Asiento, despidiéndome con un movimiento de cabeza y alejándome hacia el coche, no sin antes darle un último vistazo, pero ya había cerrado la puerta.

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